R. PRIETO A CORUÑA ¿Es lógico que alguien que nunca ha estado en un municipio decida quién gobierna? ¿Por qué los gallegos residentes en otra comunidad no votan y los emigrantes afincados a miles de kilómetros, sí? La subcomisión del Congreso sobre la reforma electoral entra en la recta final de las negociaciones con una propuesta de PSOE y PP sobre la mesa: el veto a los emigrantes y sus descendientes en las elecciones municipales y autonómicas y la creación de una circunscripción electoral propia pero sólo en el Senado. Los emigrantes no dan crédito a la reforma defendida por socialistas y populares. Es una aberración. Tiene tintes de inconstitucionalidad", sentencia el presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, Francisco Ruiz. Para el colectivo de Hijos y Nietos por la Nacionalidad, con más de 7.000 inscritos, "es un derecho consagrado en la Constitución" que, de restringirse a la emigración, convertiría a los españoles en el exterior en "ciudadanos de segunda".

La propuesta que ahora debate la subcomisión creada en el Congreso para estudiar la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg) queda muy lejos de las reivindicaciones de la emigración. Frente a los cuatro o cinco escaños en el Senado que han propuesto populares y socialistas, el colectivo de emigrantes reclama 12 diputados y 6 senadores en su circunscripción en representación a los más de 1,3 millones de españoles en el exterior con derecho a voto -unos 350.000 gallegos-. "Con esta reforma se pretende volver a los años 60. De salir adelante, se tumbará una ley aprobada por consenso en el año 2006, la del Estatuto de la Ciudadanía Española en el Exterior, en la que se reconoce el derecho de los emigrantes a ser electores y elegibles en las mismas condiciones que los españoles residentes en territorio nacional", denuncia desde Suiza el presidente del Consejo de la Ciudadanía Española en el Exterior.

La emigración rechaza que su voto sea rogado para las generales -como ya lo es en la actualidad para las municipales, donde el elector el que tiene que pedir la papeleta- y más critica se declara con la circunscripción sólo para el Senado. "Pero, ¿en qué condiciones se está planteando esta reforma? Cuatro o cinco escaños para el Senado, una Cámara que al final ni pincha ni corta", cuestiona Francisco Ruiz. En la misma línea, el colectivo de Hijos y Nietos por la Nacionalidad dice sí a la circunscripción electoral para el exterior -tanto en el Congreso, como en el Senado-, al voto en urna o por internet y al voto en las autonómicas. En cuanto a la participación en los comicios municipales, manifiestan sus "dudas" por entender que no residen en e lugar donde se deben solucionar los problemas del vecino en su día a día.

Desde la Xunta, el secretario xeral de Emigración, Santiago Camba, eludió pronunciarse sobre el posible veto en las autonómicas y municipales a los españoles residentes en el exterior. Camba se limitó a decir que este voto deber ser "transparente" en urna y "en el caso de que no pueda ser en urna por la dispersión de la población, que sea un voto rogado, pero que tenga todas las garantías". "Es una negociación que se está llevando en Madrid, una competencia de las Cortes Generales", concluyó Camba.

Informes del Gobierno

José Blanco fue el primero que se atrevió a decir en público lo que muchos habían planteado en privado. "Mis primos nunca fueron a su ciudad natal, Palas de Rei. ¿Pueden votar y decidir? Honestamente, creo que no es ni justo ni razonable". Con esta pregunta, Blanco abría en abril de 2007 la caja de pandora sobre el voto emigrante. Ya entonces, PSdeG, BNG y PP se planteaban la restricción del voto emigrante en las elecciones municipales.

Apenas unos días después del debate abierto por el número dos del PSOE, LA OPINIÓN revelaba el encargo de informes jurídicos por parte del Gobierno que planteaban la reforma de la Constitución para excluir a los emigrantes de las elecciones municipales e incluso las autonómicas. Pero esos documentos proponían una circunscripción para la emigración tanto en el Congreso como en el Senado, como ya ocurre en países como Italia, o Portugal.

Sobre la mesa de la subcomisión que debate la reforma del voto emigrante también está un informe del Consejo de Estado, que ve "discutible" que los españoles en el exterior puedan votar en las municipales. De hacerlo, concluye, sus hijos y nietos deben demostrar un periodo de residencia en España. Los propios emigrantes ya quedarían excluidos si ya participan en las elecciones locales del país en el que residen.