ROSA PRIETO - A CORUÑA ¿Es lógico que los emigrantes decidan quién gobierna un municipio? Los alcaldes de las ciudades gallegas tienen claro que no. Por razones de vecindad, aseguran, son los residentes en el municipio los que deben participar en los comicios locales. Y menos sentido tiene, según advierten, que decidan los hijos y nietos de emigrantes que nunca han pisado el concello. Con estos argumentos, los regidores de urbes gallegas, salvo el de Lugo, José Clemente Orozco, manifiestan su apoyo a la reforma del voto exterior acordada el miércoles en el Congreso. La previsión es que los emigrantes ya no puedan votar las elecciones municipales del próximo año.
"No puede quitarse un derecho que reconoce la Constitución". Así de tajante se manifestó Orozco desmarcándose de la postura de su partido. "Que se busquen fórmulas adecuadas para garantizar la legalidad del voto exterior, pero sin quitar derechos", reclama.
Fue la excepción. Los otros seis alcaldes se sumaron a las voces críticas con el sufragio de la diáspora. Para el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, esta restricción es "un paso que ya se debería haber dado" ya que "la Constitución especifica claramente que los alcaldes deben ser elegidos por los vecinos, es decir aquellos que están empadronados en su lugar de residencia, no los originarios ausentes". En la misma línea se pronunció el regidor de Ferrol, Vicente Irisarri, que limitó el voto en las municipales a los residentes en el concello, ya que "el conocimiento de la realidad local de los emigrantes no es equiparable a la que tienen los propios vecinos".
Más parco en palabras, fue el alcalde de A Coruña, Javier Losada, que se limitó a manifestar su "respeto" por el acuerdo alcanzado en la reforma electoral.
Para el alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, las municipales son unas elecciones "de proximidad". "Emigrantes, hijos y nietos que llevan tantos años fuera, poco tienen que ver con las necesidades o con la realidad de su pueblo", cuestionó. Desde Vigo, Abel Caballero calificó de "acertado" que los alcaldes "los decidan las gentes que permanecen en las ciudades". Aunque dijo tener "un enorme cariño" a los emigrantes de la ciudad olívica, Caballero sentenció que en las municipales "deben votar las personas que viven en la ciudad".
El más crítico con el voto exterior fue el alcalde de Pontevedra, Miguel Fernández Lores, que defendió que los emigrantes y sus descendientes sean excluidos de todas las elecciones. "No tiene sentido que voten porque no están en el territorio y un alto porcentaje no pisó el concello nunca", cuestionó.