A muchos, los acompañaron las lágrimas; a pocos, la sonrisa forzada de quien creía realizar un sueño; mientras otros tuvieron las estrellas como compañía en un viaje de Galicia a la emigración. Más de 150 personas ayer en Vigo, revivieron la historia épica de un pueblo que durante más de un siglo hizo las maletas para dejar su Ítaca por lo desconocido. El documental "América o el Shangai" –proyectado en la Estación Marítima– fue el billete al pasado de la emigración "donde nació el espíritu de empresa" y "el anticipo de lo que hoy somos y queremos ser" como gallegos, Feijóo dixit.

MAR MATO - VIGO Isabel Rojas es una mujer mayor, curtida por una vida en la emigración donde los inicios fueron todo excepto fáciles. "Pasé hasta hambre", pronuncia con naturalidad y sin vergüenza en "América o el Shangai", el documental dirigido por Manuel Campo Vidal, donde también revela a modo de anécdota que hasta llegó a sustraer comida a animales en los primeros años de trabajo en una pollería en la Barcelona de la postguerra: "Yo le robaba el pan a los pollos. Como estaba duro, lo remojaba para comerlo".
Rojas comenta esto último casi riendo, tomando distancia con un pasado digno de novela que pervivirá en el futuro gracias al equipo del documental, una obra en la que además de la voz de Isabel se oye la de otras 19 personas que han conocido –cada una con diferencias– la emigración.
"Son –explicaba ayer Campo Vidal en Vigo ante una sala abarrotada de personalidades de la cultura, política y banca gallegas– historias entrañables de gente que levantó imperios y de gente que no volverá".
La obra audiovisual recoge también paradojas de la vida, de un destino travieso que obliga a varios miembros de una familia a revivir un pasado a la inversa, como fue el caso de Betty Yáñez cuyos abuelos emigraron hace medio siglo a Buenos Aires desde donde ella viajó a Galicia tiempo después escapando del "corralito".
El abuelo de Betty fue uno de los más de 800.000 gallegos –cifra barajada por el presidente de Caixa Galicia, Mauro Varela, en su discurso– que dejaron Galicia en el siglo XX para emigrar. Otros millares ya lo habían hecho en el XIX. Como punto de partida, recalcado también en el documental, el año 1853, "o ano da fame", el punto de inflexión en el que Galicia era la región con mayor crecimiento demográfico en España pero una de las más pobres, una época en la que "era más fácil llegar en barco a América" (apunta Campo Vidal) que traspasar la Meseta para acercarse a Madrid o Barcelona en la procura de un futuro mejor.
"Foi a nosa gran traxedia colectiva", señalaba –tras visionar el documental– el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien añadió que "pouco hai de romántico no Shangai (el tren que se dirigía de Galicia a Barcelona) no que saíron Amancio Ortega ou Julio Fernández".
Las historias de la emigración, podría decirse, forman una única gesta pero también millones individuales en la que se incluyen gente como los padres de la presentadora Paula Vázquez quien, para nada, guarda un amargo recuerdo de la emigración al llegar a los 12 años a Hospitalet donde "nos seguimos sintiendo gallegos", tanto que hasta reproducían las fiestas populares de la terriña en las calles de la ciudad catalana.
Una historia, la de Paula Vázquez, donde no hay cabida para las lágrimas que sí había retratado el fotógrafo Manuel Ferrol en el muelle de A Coruña a mediados del pasado siglo con unas gentes, convertidas en espectros del blanco y negro. "Mi padre –recuerda Patricia Ferrol, hija del retratista– decía que era como un muelle de fantasmas"; espectros a los que los cuerpos celestes intentaron proteger en la travesía al nuevo mundo. "Mi abuelo se fue en una noche llena de estrellas. Primero, en carro a A Coruña; después, en barco a América", recuerda en el documental una nieta de emigrante.