REDACCIÓN - PONTEVEDRA ¿Para qué sirve una Bienal? Es la pregunta que se hizo hace meses el comisario de la exposición "Utrópicos" que abrió ayer sus puertas en Pontevedra, una cita artística dedicada en este 2010 a Centroamérica y el Caribe y que se reinventa a los 31 años para darse sentido: nuevo calendario, equipo organizador y reparto por sedes (por primera vez incluye actividades fuera de la ciudad del Lérez, en Vigo, Vilagarcía y Santiago) y la ambición de ser una mirada divulgativa y educativa sobre la realidad de estos países: "Nos hemos propuesto que sirva", señaló el comisario Santiago B. Olmo al dar la bienvenida al público y los artistas, "para dar a conocer no sólo el arte que se hace en esa zona sino realmente la sociedad, la cultura y la política a través del arte, que es también una metodología del conocimiento".
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, encabezó la nutrida representación política que inauguró la exposición en el sexto edificio del Museo de Pontevedra, en donde se concentran las principales obras de la exposición.
Ésta presenta hasta el 12 de septiembre los trabajos de un centenar de artistas centroamericanos, caribeños y primeras figuras de la plástica gallega, desde Maruja Mallo a Souto o Francisco Leiro, uno de los creadores que asistió al acto inaugural de la Bienal de Pontevedra.
Entre todos, proponen una visión de ida y vuelta y ofrecen una visión coral de temas diversos como la emigración y el exilio, el actual impacto del turismo, el pasado colonial y racista, las luchas de liberación o la violencia que ha definido la historia contemporánea de esta zona geográfica.
Están presentes asimismo los retos medioambientales, los efectos de la emigración como las nuevas arquitecturas informales derivadas de las remesas de los emigrantes, el feísimo y la pérdida de identidad reinterpretados en clave centroamericana.
Y tan diversos como los temas, los lenguajes artísticos: desde las fotografías del salvadoreño Walterio Iraeta sobre las lujosas casas sin diseño construidas en medio de la pobreza al poético vídeo de la bióloga y artista Dora Condon con las hormigas de los bosques tropicales o una sala térmica que emula el efecto de la fiebre amarilla.
También un coche revestido de casquillos o los niños-soldado del dominicano Jorge Pinera. Son dos de las piezas que pueden contemplarse desde el exterior del edificio, al igual que el muro "parlante" realizado por Priscila Monge y Enrique Velasco y que da la bienvenida a la exposición con su frase: "Si nadie habla, las piedras hablarán".
En total, la Bienal 2010 propone las exposiciones "Ida y vuelta", "Tras-misiones" –y dentro de ella el proyecto colectivo "Todos somos negros"–, "El aguacero, la siesta, el cañaveral, el tabaco" "Archivacción", dedicada a acciones y performance, "Fricciones", un diálogo entre el arte contemporáneo y la colección histórica del museo, y "Migraciones: mirando al sur " .
A mayores, la exposición incluye un centro de documentación sobre temas artísticos y del Caribe y Centroamérica y numerosas actividades complementarias como debates, conferencias o proyecciones. Por su parte, Vilagarcía de Arousa, Vigo y Santiago también cuentan con su respectivo programa de intervenciones y/o ciclos culturales. El presidente de la Diputación, Rafael Louzán, fue el anfitrión de numerosos representantes del mundo del arte y la cultura como el actor Sancho Gracia y el ex presidente del Consello da Cultura Alfonso Zulueta. Con ellos, la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo; el conselleiro de Cultura, Roberto Varela y alcaldes de la provincia, encabezados por el pontevedrés Miguel Fernández Lores, recorrieron las distintas salas de esta exposición en la que cada obra está pensada "para dar a conocer un aspecto de la realidad de estos países", según la organización.