Motivación, superación y mucho trabajo. Con estos aliados, el pasado curso 65.600 estudiantes extranjeros se dieron cita en las universidades españolas. Aunque todavía su presencia es escasa, pues tan sólo suponen el 4,4% del total de alumnos matriculados, lo cierto es que su crecimiento es elevado, en concreto, durante el pasado curso, 2008-2009, se apuntaron un 15,8% más de estudiantes foráneos a las aulas españolas que en el año anterior. Muchos de ellos son inmigrantes de segunda generación que, dando un paso más y en aras a la integración en nuestro país, han conseguido llegar a la Universidad.

Y es que España, si tradicionalmente fue un país de emigrantes, hoy es punto de referencia como destino migratorio sobre todo de América Latina, Marruecos, Rumania y Polonia, dado que se encuentra entre los primeros puestos de los países europeos con mayor proporción de extranjeros residentes. De hecho, según el informe Datos y cifras del sistema educativo español, del Ministerio de Educación, la población latinoamericana residente en España se ha multiplicado por seis a lo largo de los últimos siete años.

Los expertos, en general, valoran de forma muy positiva la presencia de inmigrantes en el sistema educativo español, pero reconocen la necesidad de activar nuevas políticas que fomenten la adaptación plena del estudiante y eviten así la creación de guetos. Se aspira en un plazo de 15 a 20 años a un modelo de Universidad multiétnico, clave en el éxito de las universidades norteamericanas.

Así, la Universidad se presenta como una eficaz herramienta de integración para muchos de los hijos de inmigrantes, que nacionalizados o no, acuden a sus aulas llenos de expectativas. Dos estudiantes universitarias, peruana y ecuatoriana, comentan la dificultad de llegar a los últimos años de carrera para los hijos de los inmigrantes, puesto que "en muchas ocasiones nos vemos obligados a trabajar en jornadas muy largas ante la falta de recursos de nuestras familias".

"Los estudiantes inmigrantes deben salvar una serie de obstáculos, como evitar caer en el abandono educativo temprano. Para superarlo hay que personalizar su trayectoria educativa, mejorar los sistemas de apoyo y refuerzo, acompañar su proceso de socialización en un entorno nuevo y diferente, y reforzar su trayectoria educativa. Otros problemas a los que se enfrentan son la necesidad y la importancia que dan a su incorporación al mercado laboral. Son mucho más conscientes que cualquier joven español que para sus padres el trabajo es lo más importante porque son migrantes económicos, explica María Rosa Blanco, licenciada en Ciencias de la Educación e investigadora del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas, de Madrid.

"La Universidad supone un éxito personal para mí, ya que en mi familia nadie ha tenido esa oportunidad. Me sentía obligada a conseguir una formación superior que me permitiera tener un futuro asegurado", manifiesta Natalia Cieciwa, estudiante polaca de Historia en la Universidad de Alcalá de Henares.

España está aún muy lejos de mostrar la imagen de una Universidad con diversidad étnica y cultural, como otros países de mayor tradición migratoria. Según el estudio Trayectorias educativas y de inserción laboral de jóvenes españoles e hijos de inmigrantes, realizado por Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones y cofinanciado por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, aproximadamente un 3% de los mayores de 18 años estaba en la Universidad. No obstante, las expectativas de acceso a la formación superior de chicos inmigrantes son altas.

Prueba de ello es que ya son muchas las universidades que cuentan con departamentos especializados para apoyar al alumno extranjero. "En la Universidad Autónoma de Madrid", explica el vicerrector para los Estudiantes y la Formación Continua, Antonio Álvarez-Ossorio, "contamos con una Oficina de Acogida Internacional, así como con la Asociación de Estudiantes Extranjeros, ASOEX, que trabaja en temas de recepción y acogida de estudiantes de origen latinoamericano".

"Cuando llegan a la Universidad, la primera generación suele solicitar información sobre el acceso, convalidación, ayudas, homologación y continuación de estudios en nuestro sistema universitario. Esta necesidad de incorporación a la Universidad, que puede abrir oportunidades para una mejor inserción laboral de acuerdo con sus estudios en origen, se da de forma general cuando la población inmigrada lleva una media de 3,5 años de residencia en Cataluña", según María José Baya, responsable del Programa Inmigración e Universidad de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Según datos del Ministerio de Educación, Cataluña es la comunidad autónoma que más estudiantes extranjeros recibe, con un 7,3%, seguida de Madrid, con un 5,8%. El caso de Andalucía es curioso porque, siendo una de las comunidades con más estudiantes matriculados, se sitúa por debajo de la media española en estudiantes extranjeros en las universidades. -