Los centros gallegos han reducido a la mitad su presencia en Europa

(09/08/2010)

Los centros gallegos han reducido a la mitad su presencia en Europa

Muchos de los que siguen abiertos mantienen un pulso mínimo, alejados ya de la segunda generación

Autor:

Jorge Casanova

Localidad:

REDACCIÓN/LA VOZ.

Fecha

9/8/2010

Como las aldeas del interior de Galicia, los centros gallegos expandidos por Europa van cerrando sus puertas a medida que la nutrida comunidad de emigrantes que dejaron el país en la segunda mitad del siglo pasado regresan a sus lugares de origen. La potente red de sociedades que procuraban apoyo logístico a los recién llegados y un abanico de alternativas que conectaban a los emigrantes con Galicia ha quedado reducida durante la última década a un conjunto de agrupaciones que sobreviven con dificultad y que han visto mermado el número de socios a menos de la mitad. Consecuentemente, su actividad se ha visto también gravemente afectada. Muchas de las más pequeñas, directamente han cerrado sus puertas.

Miguel Sanjuán, 44 años, nacido en Salceda de Caselas y criado en Róterdam prepara estos días sus vacaciones mientras atiende papeles pendientes en la sociedad O Lar Galego de Róterdam: «Ya somos menos de la mitad. Aquí llegamos a tener inscritas cuatrocientas familias. Y más activas». El centro ha recogido parte de los socios de Airiños da Terra, otra sociedad que había en la ciudad holandesa y que ha cerrado en las últimas semanas: «Llega un momento en que no da ni para la concesión; se cambia de local y se acaba cogiendo un piso para jugar la partida», lamenta Sanjuán.

Aún vigentes

Pedro Hombre, presidente de la federación de sociedades gallegas en Suiza, admite que en los últimos siete años han desaparecido o minimizado su actividad la mitad de los centros que a principios de siglo agrupaban a decenas de miles de emigrantes por todos los cantones helvéticos. Este vecino de Malpica con más de cuarenta años ya en Suiza, llama la atención sin embargo sobre la vigencia de este tipo de sociedades, en un momento además que, según dice, se han reactivado las peticiones para buscar trabajo en Suiza: «Empieza a haber bastante gente sin permiso; gente que piensa que es mejor arriesgarse que seguir en España, al sol».

Hombre, que preside también la sociedad A Nosa Terra, de Zug, tiene claro que, sin las ayudas de la Xunta, más de la mitad de las agrupaciones que quedan en Suiza cerrarían sus puertas. Con todo, Pedro Hombre apunta a la necesidad de modernizar los centros gallegos para atender las demandas de los gallegos que quedan, especialmente los de segunda generación, cuyas expectativas están ya lejos de la oferta actual de muchas sociedades.

Decadencia positiva

¿Están pues los centros gallegos en fase de desaparición? El experto en emigración Xurxo Rodríguez cree que sí: «En dez ou quince anos, moitos dos centros que quedan polo mundo desaparecerán. Iso non é malo, porque quere dicir que os descendentes dos emigrantes foron perfectamente acollidos nesas sociedades». El fenómeno se repite en la mayor parte de las ciudades europeas: los nuevos gallegos que se desplazan a Holanda, Francia, Alemania o Suiza viajan con más frecuencia a Galicia, conocen el idioma y mantienen un contacto exiguo con las sociedades gallegas fundadas por la generación de sus padres.

Muchos de ellos se reúnen en bares regentados por españoles. En ese sentido, el presidente de la federación de entidades gallegas en Suiza reclama una mayor adecuación de las sociedades a los nuevos tiempos para atraer a estos nuevos emigrantes y recuperar a la segunda generación de gallegos nacidos ya en el extranjero; la clave para sobrevivir.