Más inmigrantes de lo que creíamos y más escolares de lo que esperábamos

Más inmigrantes de lo que creíamos y más escolares de lo que esperábamos

Ecos de S.A. 09/09/2010

JOSÉ GARCÍA ABAD

Según los últimos datos publicados, en España hay más inmigrantes de lo que se suponía, hasta alcanzar un record europeo, y se han matriculado más alumnos de lo que se esperaba, obteniendo un record español. Falta saber las últimas cifras sobre la media de edad de los españoles pero parece evidente que ha descendido notablemente gracias a los inmigrantes pues la tasa de natalidad hispana sigue bajo mínimos.

A este respecto contamos con datos a nivel europeo que confirman esta impresión. La edad media de los extranjeros que residen en la Unión es de 34,3 años mientras que la de los ciudadanos de origen comunitario es de 41,2 años. En España la diferencia es más acusada en razón del escaso índice de natalidad, uno de los más bajos del mundo y de la esperanza de vida que es de las más altas del planeta. Eso explicaría el aumento del número de niños en edad escolar.

Naturalmente una cosa es la cantidad de niños escolarizables y otra la de los escolarizados que en España ha sido, al inicio del curso, de 7.7 millones de alumnos. Este último dato tiene relevancia política y muestra el resultado de un esfuerzo en inversión educativa que este Gobierno ha mantenido como prioritaria y que ha sostenido contra viento y marea, al margen de los recortes de la crisis. A cada cual su mérito.

Los datos sobre el número de inmigrantes en la Unión Europea, que nos sitúa a la cabeza de la misma, representan un problema, un formidable problema, en un momento en que la economía española no crece. Representa ante todo un reto político, social y cultural al que hay que responder serenamente tanto por parte del Gobierno y oposiciones como de todo el conjunto de organizaciones sociales y líderes de opinión. Desde luego hay un claro ejemplo para no seguir: el de la Francia de Nicolás Sarkozy.

Hasta ahora el alto número de extranjeros que residen en España – 5.7 millones, un 12 por ciento de la población – no ha provocado las temidas reacciones xenófobas.
En este terreno la actitud de la sociedad española es ejemplar en comparación con los movimientos que se están produciendo en la mayor parte de los países vecinos. Y ello a pesar de que en España la corriente inmigratoria se ha concentrado en muy pocos años lo que, en principio, no facilitaría una asimilación tranquila.

La culpa, si es que se puede hablar de culpa en este delicado asunto, no es de este Gobierno ni del anterior. O lo es de ambos en la medida en que ni uno ni otro vieron el peligro que entrañaba al modelo, escasamente modélico, de nuestro desarrollo económico de la última década y media. De la fiebre del ladrillo. Supongo que el debate sobre el binomio inmigración- crisis no ha hecho más que empezar pero de momento los datos de escolarización justifican cierto optimismo.

José García Abad es periodista, escritor, director de El Siglo y analista político