Dice la encargada de la asesoría legal de la asociación Equus Zebra, Marta Recalde, que, en su trabajo, es tan importante escuchar y ser eficiente como observar para ver qué problemas tienen los que se sientan frente a ella. Algunos de los inmigrantes que llegan a la ciudad no se empadronan, según su experiencia, porque tienen miedo, por ignorancia, porque temen que la policía los devuelva a su país, y se cierran de ese modo las puertas a la sanidad gratuita, a un abogado de oficio y a la regularización de su situación

GEMMA MALVIDO | A CORUÑA Marta Recalde es abogada y argentina, en su país se dedicaba a la mediación familiar y eso le ha ayudado a saber escuchar y, sobre todo, le ha enseñado a observar, a entender los problemas de las personas más allá de lo que éstas le cuentan. Se dedica a la asesoría legal en la asociación Equus Zebra, lleva tres años en España y siente que, tras su mesa en la organización, consigue ayudar a "los más débiles", a realizar su ideal de Justicia.

-El número de extranjeros empadronados en la ciudad se multiplicó por seis en los últimos diez años, ¿es lo mismo estar empadronado que estar en situación regular?

-Estar empadronado abre las puertas de muchas cosas, entre ellas, de la situación regular. Lo más inmediato es que te da acceso a la asistencia social, a la sanidad gratuita y a un abogado de oficio. Las personas que están aquí en una situación vulnerable y sin permiso de residencia, lo que más valoran es el acceso a la asistencia sanitaria.

-¿Tienen obligación los ayuntamientos a empadronar a los extranjeros? ¿Hay municipios que no lo hacen?

-En A Coruña nunca, que yo sepa, se han negado a empadronar a alguien; algunas veces exigen una identificación, aunque no sea un papel español y, algunos de los inmigrantes no tienen, ni siquiera, documentos de su país de origen. A los que vienen en patera y entran por Tenerife se les entrega un Número de Identificación de Extranjeros (NIE), pero otros que llegan por otros canales, ni siquiera tienen ese documento y no se empadronan por miedo o por ignorancia. En esta asociación tenemos como principio empadronar a todos nuestros usuarios, porque el padrón les da derechos; no es un trámite más.

-Los datos del padrón reflejan un incremento de la población latinoamericana, sobre todo de la comunidad brasileña, ¿notan ese incremento en la asociación?

-La verdad es que no, pero también es cierto que esta asociación tiene tendencia a registrar más consultas de africanos. En la consulta no se refleja ese ascenso de inmigrantes brasileños. Aquí la mitad de los usuarios son latinos, de diferentes países, el 30% procede de Senegal y de otros lugares de África y el 20% de Marruecos.

-En la calle se pueden ver a más ciudadanos africanos que brasileños, ¿es que los africanos se empadronan menos?

-Los africanos que no se empadronan es porque residen en pueblitos retirados o porque viven en la ignorancia. Hay gente que lleva en España dos o tres años pero que no se empadronan porque piensan que, si lo hacen, va a venir la policía a llevárselos. Hay gente que entra regular en España y que pierde esa situación porque no le han renovado el trabajo.

-Cuando ya han sido empadronados, ¿qué otros pasos tienen que dar para regularizar su situación en España?

-Tienen que conseguir dónde vivir, si tienen dinero y tarjeta de residencia, lo tienen más fácil para alquilar, aunque los dueños tienen reticencias a meter extranjeros en sus casas; los latinoamericanos juegan con ventaja, porque hablan español y porque los propietarios les ven como un iguales, porque primero se fueron ellos y ahora el flujo vuelve. Con los africanos las cosas son más difíciles, aunque, por ejemplo, los senegaleses, se ayudan mucho entre ellos, van en grupo y son más solidarios que los que vienen de países árabes. A mí me han dicho, muchas veces, que son los cristianos los que les ayudan.

-Pero sin trabajo es casi imposible alquilar un piso, ¿qué opciones les quedan?

-Cuando no tienen dónde vivir, si están solos van a los refugios, pero si tienen familia ya lo tienen más complicado; la mayoría se queja de que la gente que está en los refugios vive al límite, no cumple condiciones de higiene y, normalmente, tiene problemas con el alcohol y las drogas, pero a algunos no les queda otra solución. Lo que pasa es que necesitan más medios, más asistencia social y presupuesto porque los centros hacen lo que pueden, pero están al límite.

-¿A qué se debe el aumento de los extranjeros en la ciudad?

-Creo que aquí les tratan mejor que en otras ciudades más grandes y masificadas como Madrid o Barcelona. La Comunidad Autónoma es más pacífica y la gente es amable con los extranjeros.