«Aquí hay desocupados, pero no muertos de hambre»

«El concepto de crisis depende de dónde estés parado; y si esto es crisis, ¿lo de Haití qué es?»

San Telmo, barrio bonaerense en el que residían, es el nombre de la tienda de antigüedades y restauración de A Coruña que montó el matrimonio formado por María Luz Ripa Días, de 43 años, y Jorge Anllo Lestón, de 45, para que ella trabajara tras abandonar, en diciembre del 2001, Argentina. «Vinimos el fin de semana que comenzó el último gran jaleo del corralito», explica María Luz, que reconoce que el traslado fue una huida de la inseguridad y una búsqueda de una mejor calidad de vida, aunque son rápidos al afirmar que no tuvieron que sufrir ningún suceso violento. «La crisis allá generó muchas diferencias de clases sociales, violencia en la ciudad y teníamos oportunidades de venirnos», explica Jorge, con madre de Esteiro (Muros) y padre de Muimenta (Cospeito). Atrás dejó él su trabajo en un banco americano como técnico de comunicaciones. Dice que no se arrepiente y que la decisión fue para buscar un futuro para sus hijos, Tomás, que ahora tiene 20 años y estudia Ciencias del Mar en Vigo, y Alejo, de 17 y que está terminando bachillerato.

Tenían claro lo de montar un negocio al llegar. «Hoy no haríamos lo mismo», aclaran. Ella se ocupa de la tienda y él lleva un año siendo marinero (ocupándose de las labores de mantenimiento y atendiendo a los usuarios) en el Real Club Náutico coruñés. Aunque creen que vinieron a destiempo, cuando la crisis ya había llegado a este continente, no hay ni un mínimo de arrepentimiento en aquella decisión. «Haber viajado te da puntos de comparación. Allí hay un extremo de miseria que aquí no veo», explica Jorge. Y filosofa: «El concepto de crisis depende de dónde estés parado, y si esto es crisis, ¿lo de Haití qué es?». María Luz matiza y comenta: «Aquí hay desocupados, pero no muertos de hambre».

Los anuncios de que en Argentina, incluso en Uruguay o Brasil, hay mejores perspectivas no les atraen. «No vinimos como negocio, sino buscando lo que no teníamos allá. Dejas la familia y los amigos, pero mis hijos aquí se crían de otra manera, no estás preocupado cuando salen», comenta Jorge. Respecto a no retornar, asegura tajante: «Nunca pensé en no volver nunca». Por eso hicieron un viaje, pero de ida y vuelta, hace cuatro años.