El 13 de diciembre del 2010 el consejo escolar del CEIP Arteixo aprobaba una normativa que impedía a los alumnos acudir a clase con gorros, viseras, pañuelos o cualquier otra cosa que cubriese la cabeza.

Una de las alumnas, que actualmente cursa sexto de primaria, lleva el velo islámico básico o hiyab, y el colegio la avisó de la norma en Navidad, proponiéndole que se quitase el velo de vez en cuando; ella no lo hizo y recibió una sanción verbal, además de la amenaza del centro de una expulsión.

Enseguida comenzaron las reacciones: la alcaldesa de Arteixo, Pilar Souto (PSOE), pedía sentido común para que la niña pueda seguir estudiando con normalidad; el director del colegio exigía del Ayuntamiento que no se metiese en el funcionamiento del centro; y el conselleiro de Educación comenzó diciendo que «la alcaldesa boicotea la decisión del consejo escolar».

La familia pensó entonces en cambiar de centro a la niña, mientras que el Ayuntamiento llevó el caso al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia impugnando el reglamento interno del colegio. Era mediados de febrero y el conselleiro de Educación volvió a decirle a la alcaldesa de Arteixo que no interfiriera en el caso.

A la vez, el consejo escolar del centro dio un ultimátum a la Xunta para que responda a la legalidad de su normativa y, si no, dice, expulsaría a la niña. La tensión fue creciendo y la familia de la chica decidió recurrir a un abogado y llevar el caso a los tribunales. A finales de febrero, la consellería se pronunció: la prohibición es justa en tanto que es una norma del centro. El colegio intentó entonces apurar los trámites para el traslado de la alumna y el abogado de la familia recordó que solo se puede cambiar a un alumno por petición de sus padre o falta grave, y no es el caso. Por eso, esta misma semana anunciaron demandas a la Xunta y al director del CEIP.