Eran tiempos duros, como los de ahora, y muchos ourensanos tuvieron que hacer las maletas para buscarse lejos de las fronteras patrias la posibilidad de un trabajo que les permitiese no sólo vivir ellos, sino ayudar a los que quedaron. Ayer en el Xesteira, el grupo Queixumes dos Pinos hizo rememorar al público con Emigración aquellos difíciles tiempos. No los de la oleada migratoria hacia Europa de la década de los 50 y 60, sino los anteriores, los de principios del siglo XX que tenía las tierras americanas como objetivo.

El espectáculo, que se estrenó en el Xesteira, es la segunda parte de 3D, y tiene 70 minutos de duración. Algo más de una hora de actividad frenética sobre el escenario, diferenciando perfectamente las dos caras de la emigración gallega, la del interior, desde donde partieron la mayoría de los emigrantes, y la costera, desde donde zarpaban los barcos.

Una diferenciación que en el espectáculo estrenado ayer se apreciaba, tanto con la vestimenta de los bailarines como a través de la música. Piezas que suenan a nostalgia y otras que rememoran la alegría del regreso de los emigrantes, junto a temas con influencia portuguesa, y otras que recuerdan los cantares y las tradiciones marineras.