Más de 120 personas en representación de unas ochenta asociaciones y entidades celebraron la sexta Asamblea Xeral Galega de Inmigración e Emigración de Retorno en Santiago, un encuentro marcada por las consecuencias de la crisis en este colectivo, que aglutina en la comarca de Santiago a más de cinco mil personas y a unas 110.000 en toda Galicia.

El Foro Galego de Inmigración, que componen las ochenta entidades, organizó esta asamblea que bajo el lema Ninguén sobra nunha crise. Pretenden dejar claro que este colectivo está formado por personas, «que levan cinco ou dez anos connosco, son os nosos veciños, e hai que velo como unha realidade, non como un fenómeno novo», apunta Miguel Fernández, portavoz del foro.

En estos momentos los inmigrantes se enfrentan en Galicia a tres problemas fundamentales, la persecución de aquellas personas que están en situación irregular; el desmantelamiento de las unidades de atención a las migraciones en los pocos concellos en los que existían; y el aumento de actitudes xenófobas y racistas solapadas bajo argumentos como que los recursos deben reservarse para los nativos de Galicia, o que los extranjeros deberían volver a su lugar de origen.

Racismo en base al color

Incluso es cada vez más frecuente, apunta Fernández, el racismo en función de la nacionalidad, «é o tema da cor de pel é determinante», explica Miguel Fernández, quien hace hincapié en la importancia de frenar este tipo de actitudes, «porque a nosa sociedade é unha mistura e parece que as persoas de aquí teñen más dereitos, cando non é así». Aunque finalmente el tiempo truncó algunos planes, la sexta asamblea sirvió para poner ideas en común, debatir y también para disfrutar de una jornada lúdica. Comenzaron en el instituto Xelmírez I y después se llevó a cabo una acto público en la praza do Toural en donde se leyó un manifiesto. Tras una comida campestre, los organizadores decidieron trasladar el festival intercultural que se iba a celebrar en el Toural al propio instituto, debido a la lluvia que comenzó a caer a primera hora de la tarde.

El manifiesto recuerda que la crisis impide ver como el barco de la democracia se dirige hacia las rocas, «onde morren os dereitos humanos». El colectivo recuerda que «migrar é un dereito», y que se siente «un chanzo inferior da sociedade». Finalmente señalan que ninguna persona sobra en la crisis, sino que sobra la discriminación que sitúa a los inmigrantes como culpables de esta recesión.