Una visión que, dijo, causa "mucha confusión y estereotipos".
Frente a esta postura, la directora general propuso una visión más amplia, ya que muchos de los inmigrantes que llegan al continente no son musulmanes, al tiempo que hay españoles que profesan esa religión.
Los inmigrantes de primera generación deciden abandonar sus respectivos países para buscar beneficios socio-económicos, mientras que sus hijos ya tienen la capacidad de relacionarse con su nuevo país de acuerdo con su cultura, su religión "para no sentirse como en un gueto", agregó Mejía.
Por eso, la responsable española defendió que no se considere a la segunda generación como inmigrantes.
Además, Mejía rechazó la idea de que Europa se defina únicamente como cristiana, ya que eso puede producir que los inmigrantes rechacen a sus países de acogida. Por ello, Mejía apostó por una Europa que reconozca "toda la multiculturalidad que tenemos".
La conferencia, que concluye mañana, está organizada por la Presidencia húngara de la UE y se centra en dos temas: la diversidad religiosa del continente y el impacto de la emigración en la religión.
En las jornadas participan representantes cristianos, judíos y musulmanes.