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Entrevista a Gastón Juan, presidente de la Asociación de Jóvenes Descendientes de Españoles de la República Argentina.

(12/07/2011)

«Nuestra pelea diaria es hacer que perduren nuestras representaciones»

Autor:
David R. Seoane
Localidad:
Buenos Aires
Fecha de publicación:

Tras una espera, no demasiado larga, para acceder a una mesa libre en la mítica y centenaria confitería porteña Las Violetas, esquina Rivadavia con Medrano, nos sentamos ante una bandeja generosamente desbordada por dulces y confites, que aunque variados todos ellos genuinamente argentinos. El dulce de leche los delata. De trato afable y cercano Gastón Juan (Pehuajó, Provincia de Buenos Aires, 1979) responde con responsabilidad de causa a todas las preguntas en un ambiente cálido y populoso bañado por los reflejos de los vitrales franceses que adornan las ventanas. Doradas arañas en el techo, mármoles italianos en los mostradores y el aroma del café recién servido configuran la escena de esta tarde de sábado patrio. Es 9 de julio y Argentina celebra su argentinidad declarada hace un año y dos centurias en Tucumán.

Del otro lado de la mesa está, con escarapela albiceleste en la solapa, el presidente de la Asociación de Jóvenes Descendientes de Españoles de la República Argentina. Joven, apenas superada la treintena, a punto de licenciarse de abogado y sabedor convencido de que los 13.000 Kilómetros que separan Argentina de España son una mera ironía de la geografía defiende a capa y espada la cercanía cultural y sentimental entre los dos países. Para Gastón Juan, el océano Atlántico es simple y llanamente una gota de lluvia salada.

- ¿Tan cerca estamos los argentinos y los españoles?

- En lugar de ver lo que nos separa, tendríamos que ver lo que realmente nos une que por lo general son las diferencias. Las diferencias son en realidad las partes que conforman la realidad. En esa completitud es en donde Argentina y España se tienen que encontrar. Las diferencias nos ayudan a conocernos más. Los argentinos y los españoles hemos demostrado que se pueden tender puentes capaces de unir las dos orillas del océano.

- En el año 2007 se crea oficialmente AJDERA, ¿Qué necesidad vino a cubrir esta nueva asociación que no estaba cubierta?

- La inclusión de los jóvenes. En las viejas estructuras de las colectividades no se supo dar cabida a las necesidades de los jóvenes ni a sus nuevas inquietudes. Por unas razones o por otras no se nos brindó en ellas el espacio que AJDERA viene a significar como espacio de contención y respuesta para sus necesidades e intereses. Nuestra intención es darle a nuestros asociados un apoyo directo en su desarrollo personal e individual, algo que descuidaron nuestros predecesores.

- ¿Cuál es entonces el valor agregado?

- La argentinidad. Yo siempre digo que los descendientes de españoles tenemos un corazón tan grande que mide 13.000 kilómetros, la distancia que separa las dos costas. Somos argentinos y le tenemos tanto amor a nuestra tierra como nuestros antepasados le tuvieron a la suya que además también sentimos nuestra. Tenía mucha razón Borges cuando dijo aquello de que «los argentinos no descendemos de los europeos ni de los pueblos originarios sino de los barcos?». La riqueza más grande que tenemos los argentinos es el saber preservar nuestra diversidad. Sino no hemos aprendido nada.

- ¿En qué se diferencia el asociacionismo que cultivaron los emigrantes que crearon las entidades y las colectividades gallegas y españolas, que llegan hasta nuestros días, y el que se hace hoy por los descendientes de aquellos?

- Son distintos. Aquel asociacionismo respondía a necesidades mutuales, sociales y de alguna manera también a replicar en Argentina todo lo que habían dejado en sus lugares de origen. Por todo ello la construcción que se hizo fue más bien de contención social. Hoy por hoy, las entidades continúan, en parte, también con ese sentido pero tiene a su vez una orientación más intelectual, artística y cultural. Nuestros mayores las crearon por morriña y nosotros las mantenemos y sostenemos por el cariño que le tenemos a las tradiciones y porque nos identificamos con nuestras raíces.

- Si el cuidado de las tradiciones y la preservación de la identidad son motivos capitales en la formación del asociacionismo, ¿Qué le suscita una noticia como la de la desaparición del Códice Calixtino del tesoro de la Catedral de Santiago de Compostela?

- Más allá del valor puntual que el Códice en sí pueda tener, tiene mucho más valor por lo que representa. Nosotros desde la colectividad trabajamos por cuidar los bienes inmateriales. Los sentimientos. En este sentido, el balcón del Centro Ourensano de Buenos Aires del que hablaba Castelao vale mucho más que la funcionalidad que pueda tener como balcón. Con el Códice pasa lo mismo. Las sensaciones y el simbolismo que implica hacer el camino de Santiago jamás podrá ser robado por ningún ladrón. Hacer que perduren nuestras representaciones es nuestra pelea diaria desde las asociaciones. Las cosas valen por lo que representan. Vuelvo a Borges otra vez. Al comienzo del poema ?El Golem?: Si (como afirma el griego en el Cratilo) la palabra es arquetipo de la cosa / En cada letra de rosa está la rosa / Y todo el Nilo en la palabra Nilo. Con eso está todo dicho. El camino va a seguir estando, al menos, hasta que deje de llover en Galicia.

- Volviendo a AJDERA, ¿Alrededor de cuantos asociados tienen registrados?

- Somos casi 3.000 asociados en todo el país. Pero tenemos constancia por el seguimiento que hemos hecho de diferentes actividades y congresos que tenemos un alcance que ronda los 7.000 jóvenes desde Rio Gallegos hasta Jujuy.

- ¿Cuál es el listón que delimita, para ustedes, el final de la juventud?

- Nosotros nos remitimos a la ley española y argentina que coinciden en señalar que una persona está en su juventud en el margen que va de los 18 a los 35 años. Aunque nuestra idea es seguir ofreciéndoles un espacio participativo después de esa edad, en función de las cuestiones organizativas. Quizás ya no con la cobertura que tuvieron anteriormente, pero las puertas siempre van a estar abiertas para ellos para dar continuidad al vínculo que tienen con España.

- Estamos hablando de jóvenes que en su mayoría forman parte de la tercera generación de españoles que emigraron a Argentina ¿Cómo logran mantener el vínculo afectivo con una tierra que nunca conocieron?

- Una de las posibilidades es mantener un vínculo muy fuerte a través de lo familiar. Otra es el aspecto tradicional y cultural que la mayoría de nosotros seguimos manteniendo a pesar de no ser costumbres netamente argentinas, sino propias de los lugares de origen de nuestros abuelos. Y después están las posibilidades de intercambio académico, profesional y artístico que pueden darse y que se dan entre los dos países. Por todo ello, el vínculo que los jóvenes argentinos tenemos hoy con España es muy diversificado.

- Y en su caso, ¿cuál es su conexión con España?

- Soy nieto de una gallega de A Peroxa (Ourense) que vino a la Argentina en 1917. La conocí pocos años pero siempre la recuerdo con mucho cariño. Aunque es cierto que por mis venas corre también sangre salmantina, italiana y criolla, mi identificación con Galicia ha sido la que más ha pesado. Por supuesto, sin desmerecer a ninguno de mis otros orígenes. Siempre que viajo a Europa hago parada obligada en Galicia.

- Conociendo su estrecha relación con Galicia, ¿Cómo ha sido su relación con la colectividad gallega?

- Siempre estuve muy implicado con ella. Desde el año 2002 presido la Sociedade Galega de Arantei, Vilamarín e A Peroxa. Lo cierto es que siempre trabajé en los diferentes movimientos juveniles que se crearon en la colectividad. Entre otros cargos que ocupé en los último años, en 2005 fui el representante de la colectividad gallega de Argentina y Chile al ser elegido delegado del Consello da Galeguidade, un organismo consultivo creado por la Xunta para representar a la ?Galicia exterior?. Llevo más de 15 años trabajando por y para la colectividad.

- Mantiene entonces un fuerte arraigo con lo gallego?

- Sí, me parece que es una cuestión espiritual y emocional inexplicable. Simplemente nace. Es algo que nos marca a los que somos descendientes de gallegos: muy felices de ser argentinos pero siempre mirando al Atlántico como si hubiera algo que nos falta que está del otro lado. Ese vacío lo lleno trabajando por la comunidad porque además el trabajar por el otro es una motivación personal que consigo canalizar de esta manera. Todo lo que hacemos, lo hacemos ad honorem.

- Alude usted a cuestiones espirituales?en Galicia es conocida la anécdota que cuentan muchos descendientes de emigrantes según la que cuando pisan tierras gallegas tienen la sensación de regresar a un lugar que ya conocían, aún siendo su primera vez ¿le pasó a usted algo parecido?

- Por fortuna yo viajo bastante a menudo a Galicia. Pero en la segunda vez que fui mi me ocurrió algo muy fuerte en Pontevedra. Estaba con unos amigos, bastante mayores que yo, que me indicaban como llegar a un lugar. Y uno de ellos me preguntó?«bueno, ¿Cómo te estás ubicando en Galicia?». Entonces el otro le interrumpió: «no se está ubicando, se está acordando». Ese comentario me impactó mucho.

- Este tipo de cosas marcan mucho la personalidad del emigrante, ¿verdad?

- Sí, se trata de una personalidad dura y fuerte que se fue moldeando mediante golpes y pérdidas que tuvieron que superar a la fuerza pero que a la vez ganó en tesón y ganas de superación. Hubo ejemplos honorables de personas con muy poca formación que alcanzaron cotas altísimas en este país

- La historia une a España y Argentina indefectiblemente desde hace más de 500 años ¿Cómo ve hoy en día estas relaciones?, en la cuestión migratoria, por ejemplo?

- Es un tema complejo. Muchas veces emitimos juicios apresurados sobre ello. En Argentina con tantos emigrantes como vinieron siempre existieron los procesos de reclamación para poder ingresar al país. Pero también es cierto que desde hace muchos años nuestras fronteras han estado demasiado abiertas. Argentina debería ser más estricta en sus leyes migratorias, al menos para llevar un mayor control sobre el flujo de personas. En el caso de España, sus fronteras se han vuelto muy restrictivas. Pienso que, inserta como está en Europa y dependiente de las disposiciones de la Unión, España tendría que hacer valer su historia y ser más abierta con los latinoamericanos, siempre y cuando se respeten las normas. Y me parece que en el mundo nos hemos olvidado de las normas.

- En estos momentos, como sabe, la crisis está siendo especialmente dura con España ¿Qué consejos le puede dar Argentina a los españoles en este aspecto, acostumbrada a levantarse constantemente de situaciones similares?

- Aquí tengo que hacer una aclaración. Argentina no se ha levantado de ninguna de sus crisis. Europa y España en particular están viviendo hoy una crisis y Argentina vive en crisis. De todas formas creo que el problema más grande de esta crisis es que confluye la crisis económica con otras crisis sociales, ideológicas y sobre todo una crisis muy profunda de valores. Y en ello los jóvenes somos el mascarón de proa. Somos los primeros que tenemos que protestar y levantar la voz. No obstante, aunque las dos están enmarcadas en un contexto mundial, las crisis de argentina y la española son diferentes porque también atienden a realidades internas de ambos países diferentes.

- En este sentido, como presidente de una asociación de jóvenes españoles, ¿Cómo vió desde Buenos Aires el movimiento de los «Indignados»?

- Dar una opinión como presidente de AJDERA es aventurado porque dentro de la asociación puede haber una gran diversidad de opiniones al respecto. Respondo a título personal. Destaco y valoro el movimiento por salir de alguna manera a decir que son jóvenes. Es valiosísimo que la gente se manifiesta y exprese lo que piensa. Es maravilloso que los jóvenes hayamos tomado de nuevo ese lugar de pensar que se puede cambiar el mundo. Volver a pensar que la militancia activa, en lo que sea, como ciudadano puede tener un efecto transformador es realmente alentador.

- ¿También los jóvenes argentinos pueden cambiar esta Argentina que tenemos, en un año de elecciones presidenciales como éste?

- Creo que sí, de un tiempo a esta parte se ha movilizado mucho la cuestión política en Argentina y no creo que tenga que ver con un partido político ni con un liderazgo en particular. Me parece que responde a estos movimientos mundiales de jóvenes que están cansados. El vuelco de los jóvenes argentinos hacia lo político ha sido masivo. Se ha revelado la necesidad entre nosotros de querer ser parte.

- Dijo usted que los argentinos están siempre mirando al Atlántico, en esto también los españoles tendríamos que mirar al Atlántico?

- Históricamente siempre hemos tenido oportunidades de los dos lados de aprender del otro. Se pueden encontrar buenos y malos ejemplos. En ese sentido tenemos mucho para intercambiar y para aprender.

 

 

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