• La cita incluyó una degustación gratuita de sardinas donde el caldo se convirtió en el plato estrella de la cena

La parroquia agoladense de Ventosa celebró ayer su XXI Festa do Emigrante. El mal tiempo hizo que la previsión de las 2.000 personas que esperaban, se redujese casi a la mitad. El lugar de la celebración, la Carballeira de Cudiseira, relucía con mesas sin gente por motivo de la lluvia de la mañana mientras que los comensales que decidieron quedarse en la carballeira comenzaron a cubrir las mesas con carpas.

Entre los asistentes al festejo se encontraban, en compañía del alcalde de Agolada, Ramiro Varela, el regidor de Lalín, José Crespo y el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, además del director de Instituto Enerxético de Galicia (INEGA), Eliseo Diéguez. En un principio se esperaba al presidente de la Diputación, Rafael Louzán, pero finalmente no pudo venir porque tenía que acudir a la fiesta del Albariño de Cambados. "La fiesta está transcurriendo bien, pero lo peor es el mal tiempo que hizo que mucha gente no acudiese a la cita de todos los años. Yo siempre comía en compañía de 160 personas, y este año comparto mesa con 135", afirma Ramiro Varela.

Esta romería surgió como motivo de una comida realizada por los vecinos de Ventosa para que estuvieran los emigrantes que venían de vacaciones en agosto y no podían disfrutar de las fiestas patronales, celebradas el 8 y 9 de septiembre en honor a la Virxe do Faro. A partir de entonces, esta fiesta ya es una tradición y atrae a gente de los alrededores de Ventosa, para disfrutar al aire libre de una comida en compañía de familiares y amigos.

El festejo corrió a cargo de las charangas Viño Blanco y Tralla 101, que tocaron en la mañana a partir de las 12.00, con los pasacalles por las casas de Ventosa, hasta el comienzo de la comida, sobre las 15.00 horas. La tarde volvió a estar animada por estas agrupaciones y la verbena estuvo amenizada por el grupo Caché. Hubo sardiñada gratuita y servicio de pulpo y de vino. Como ya es tradicional desde los últimos años, el plato estrella de la cena en la carballeira fue el caldo, que iba muy acorde para el mal tiempo de la jornada de ayer.

La Revolución de 1968

La Festa do Emigrante se hace en honor a los vecinos que están desplazados. Entre éstos, que casi nunca pierden esta cita en la Carballeira da Cudiseira, se encuentran los hermanos César y José Méndez, que estuvieron 10 años en Francia y que actualmente residen en Palencia, pero que regresan a Ventosa siempre que puedan. "La tierra es algo que nunca se olvida. Además yo en Francia pasé momentos muy duros, ya que presencié la revolución de 1968, que era como una Guerra Civil, en donde las calles ardían en llamas y ni siquiera había pan para comer", afirma César Méndez. Ambos hermanos dejaron muchos amigos en Francia y siempre que pueden regresan allí para visitarlos. "Solo para visitarlos, porque nuestra vida está ahora en España", comenta José Méndez.

José Luis Souto Moscoso tiene 65 años y es otro de los emigrantes que acudieron ayer a la cita. Souto nació en Arzúa, en donde reside actualmente, pero creció en Ventosa. Emigró en compañía de su padre a Villingen (Alemania) durante 45 años en donde trabajaba en una fábrica de imanes, y sus dos hijos viven todavía allí. En Alemania se juntaron 60 parientes de su familia de Arzúa.