Internet acerca a un emigrante de Taboada a su familia 40 años después

Internet le ayudó a encontrar a su familia después de cuarenta años e Internet le está ayudando a comunicarse con ella habitualmente. El mundo de José Luis Portomeñe Gabieiro, un emigrante de Taboada en Argentina que está gravemente enfermo, cambió de la noche al día a mediados de agosto, cuando por fin volvió a tener noticias de los suyos. A principios de 1970, el hombre abandonó su parroquia natal, Vilar de Cabalos, para cruzar el Atlántico con uno de sus seis hermanos, Guillermo, y un tío. Destino: Buenos Aires, donde trabajó 18 años en una fábrica de soda. En 1988 se mudó a la provincia de Mendoza, en el interior del país, pero un robo lo dejó sin pasaporte, sin partida de nacimiento y sin la agenda en la que guardaba los números de teléfono de sus familiares en Argentina y en España. Nunca pudo retomar el contacto.

Más de dos décadas después, Luis sigue viviendo en Perdriel, un municipio de unos 4.000 habitantes. A principios de agosto, uno de los buenos amigos que lo rodean, Fernando Puebla, contactó con La Voz a través de la página en Facebook de la edición de Lugo. Luis tiene cáncer y su sueño era volver a saber de los suyos antes de morir. Y las nuevas tecnologías obraron el milagro, ya que en pocos días el emigrante taboadés pudo hablar por teléfono con Emma, una de sus hermanas. Desde entonces el contacto ha sido continuo, como explicó ayer una de sus sobrinas, Ana. El teléfono y sobre todo las redes sociales le permiten hablar con sus familiares con frecuencia, ver fotografías recientes y recordar la tierra en que nació y que nunca ha olvidado.

Feliz reencuentro con su hermano Guillermo

Hace unas semanas que Luis Portomeñe (centro) se reencontró con su hermano Guillermo (izquierda), que vive en Buenos Aires. Emigraron juntos a Argentina en 1970, pero desde finales de los años ochenta no habían vuelto a saber el uno del otro. Guillermo se desplazó a Perdriel, la localidad en la que vive Luis. Pasaron juntos la tarde charlando y jugando las cartas, como explicó Fernando Puebla, el amigo que hizo posible el reencuentro, y que aparece a la derecha de la imagen.