Galicia dice adiós al talento

El paro, la crisis económica y el creciente pesimismo sobre la viabilidad del Estado de bienestar en España están provocando un nuevo éxodo de trabajadores que afecta de lleno a la generación más formada y capacitada de la historia de Galicia. Entre el año 2008 y el 2010 abandonaron la comunidad rumbo al extranjero 9.177 gallegos, más que en los cuatro ejercicios precedentes. De ellos, según las cifras del Instituto Galego de Estadística, 3.122 emigraron el año pasado, el ejercicio en el que se registró el peor saldo migratorio (la diferencia entre entradas y salidas de emigrantes) del último decenio.

Si se suman los extranjeros residentes hasta ahora en Galicia que también han decidido buscarse la vida en otra parte ante la falta de oportunidades aquí, la cifra de quienes han dejado la comunidad rumbo a otro país desde que estalló la crisis se eleva a casi 26.000. En total, desde el 2008, cerca de 275.000 han emigrado a otras zonas de Galicia, de España o el mundo. Más del 60 % tenían entre 16 y 44 años.

En una región cuya población arrastra desde hace lustros el lastre del crecimiento vegetativo negativo (las proyecciones del IGE calculan que Galicia llegará al 2020 con 50.000 habitantes menos que en el 2009), la huida de trabajadores representa una verdadera sangría demográfica.

Pero, por el momento en que se produce, justo cuando el cierre de empresas dispara el desempleo a niveles inasumibles y se requiere más que nunca la presencia de innovadores y emprendedores, la huida de talentos jóvenes representa una hipoteca difícil de asumir, en plena reformulación del modelo productivo y con la imperiosa necesidad de mejorar la competitividad de la economía para no perder el tren de la globalización.

Lo resume así Salvador Naya Fernández, profesor titular de Estadística e Investigación Operativa en Escuela Politécnica Superior de Ferrol, adscrita a la Universidade da Coruña: «Todo lo que está pasando es muy duro. Para mí no es ningún éxito que mis alumnos se vayan a otro país. Porque no es que se vayan los mejores, es que se van los más decididos, los que están dispuestos a arriesgarse. Es decir, los emprendedores. Se está marchando un capital humano que aquí resulta imprescindible».

Naya responde con un amplio listado de nombres cuando el periodista le pide contactos de alumnos que hayan optado por emigrar al extranjero para encontrar fuera las oportunidades profesionales, los salarios o la estabilidad y la seguridad laboral que Galicia no puede ofrecerles. Y advierte también de que la fuga de talentos significa, de algún modo, nutrir al enemigo: «Los alemanes no son tontos. Saben que se llevan gente con un gran potencial, muy formada y muy capacitada. Aquí financiamos esa formación, pero son ellos quienes la aprovechan».