(21/10/2011)
La emigración estima que crecerá el fraude en el voto exterior
Advierte que la solicitud colectiva podría convertirse en fuente de irregularidades
Lejos de aplaudir la rebaja en las exigencias que acaba de aplicar la Junta Electoral Central a la tramitación del voto exterior, colectivos de representación de la emigración advierten de que se «ha abierto la puerta a incentivar el fraude electoral».
La Plataforma contra la Privación del Derecho de Voto de los Españoles en el Exterior, que agrupa a decenas de colectivos de residentes en el extranjero, considera que el hecho de que se vaya a permitir ahora que un emigrante pueda pedir la participación en los comicios de todos sus familiares rebaja los controles implantados con la reforma electoral aprobada en febrero. «Con hacerse con la fotocopia del documento de un familiar que no pensase votar, se podría solicitar su participación y después votar también por él», asegura Raimundo Insua, dirigente de la plataforma.
«Se está incentivando el fraude y, sobre todo, se ignora la ley electoral, que establece que la solicitud de participación deberá formularse personalmente», añade Insua.
La plataforma y otros colectivos de la diáspora, que siguen reclamando que no se hagan distinciones entre los derechos electorales de residentes y emigrantes, considera que tampoco el voto en urna en los consulados gozará de suficientes garantías de control. Que un funcionario sea designado para vigilar las urnas durante los tres días de votación habilitados en el exterior no ofrece a los representantes de la emigración la transparencia que puede dar la presencia de presidentes, vocales e interventores como ocurre en las mesas electorales en España.
Hasta esta semana solo 26.293 emigrantes españoles han solicitado poder participar en las elecciones generales, de los 1,2 millones censados en el exterior, lo que para la representación de la diáspora es una muestra del desánimo con el que los residentes en el extranjero viven las limitaciones a su participación.
Un gran error
El«voto rogado» en la modificación de la Loreg fue un gran error. Es someter a ciudadanos españoles a un trato distinto en función del lugar de residencia y se presta a la manipulaciones. Enviar una fotocopia de un pasaporte en un sobre con un escrito no garantiza la identidad de quien lo manda y se presta a manipulaciones incompatibles con una democracia. Que se invite a la gente a actos en los que el pasaporte es obligatorio, o que las personas que convocan esos actos afirmen que lo hacen para «ayudar» al emigrante a «tramitar» el voto debería hacernos pensar. Pero lo más sorprendente es que la Junta Electoral Central vaya contra la doctrina aplicada en procesos anteriores, autorizando que los manipuladores puedan enviar los «ruegos» en paquetes como si fuéramos la República Centroafricana. Esto sólo tiene una solución: una circunscripción electoral propia y elección directa, en urna, de sus representantes.
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