«España sigue siendo el país donde fluye leche y miel»
(09/11/2011)
Elisa Arias, de 46 años, llegó de Paraguay en 2010 en busca de un futuro en un país en el que ve “estabilidad” gracias a la responsabilidad de los políticos y la crítica ciudadana.
09.11.11ROSARIO GONZÁLEZ | MADRID
En mi país, la salud y las fuentes de trabajo son muy pobres, y nuestros políticos no están capacitados para levantar una nación y dar oportunidades de trabajo a los jóvenes.
Elisa Arias (Paraguay, 1965) llegó a España hace un año y tres meses. En su ciudad natal dejó marido, tres hijos varones y un pasado. Su historia sigue el patrón de la de miles de inmigrantes que llegan a este país en busca de un futuro. Cuando la situación económica en su casa llegó a un punto crítico, la esperanza le llegó a través de una compatriota ya instalada en el país: “Vio lo que estábamos pasando y me dijo: ‘Amiga, ¿quieres ir a España a trabajar? Yo te ayudo’”, rememora. No se lo pensó dos veces; su marido llevaba desempleado más de dos años y tenía claro que los niños debían seguir estudiando.
A su llegada, Elisa encontró trabajo como empleada doméstica. De lunes a viernes reside en su lugar de trabajo, una casa habitada por un matrimonio con un bebé y situada en un complejo residencial en Pozuelo de Alarcón, a las afueras de Madrid. Su labor gira en torno al niño, la limpieza de la casa y la cocina. Su tiempo de ocio se concentra en los fines de semana, momento para el que ha alquilado junto con su amiga una habitación en Madrid donde se reúnen para preparar comidas de sus países. Sale poco, pero conoce Asturias gracias a otra amiga cuyo marido es de allí. “Es todo muy lindo –explica-, como le digo a mi madre, es el país donde fluye leche y miel, porque hay tanta belleza que admirar y mucha limpieza”. De España le gustan tanto los paisajes como su gastronomía. Su mayor descubrimiento, el marisco y los peces de mar.
Desde la distancia, España se vislumbraba como un destino de oportunidades, una visión edénica que los estragos de la crisis económica han diluido en parte. “Hace ocho años mis compatriotas venían en masa, a la orden de 20 o 30 personas al día, porque se ganaba muy bien”, recuerda Elisa. Cuando ella llegó, la crisis había empeorado la situación y “ya no se cobraba como antes”, explica. Sin embargo, el empeoramiento de las condiciones laborales no ha cambiado su percepción positiva de la evolución económica de un país que, en su opinión, “está mejor todavía que hace cuatro años”.
Tampoco los datos negativos o las tensiones en los mercados europeos han logrado mermar un ápice su optimismo: “En mi país, la salud y las fuentes de trabajo son muy pobres, y nuestros políticos no están capacitados para levantar una nación y dar oportunidades de trabajo a los jóvenes”, lamenta. En cambio, en España ve mucha estabilidad, que atribuye “tanto a los políticos que están frente al país como al pueblo, que les da mucha crítica” y destaca la alta calidad de la enseñanza pública y la capacidad sanitaria: “En este país parece que uno no se enferma”, reflexiona convencida.
No sigue la política, aunque ver a diario a los políticos por televisión hace que le parezcan “personajes familiares”. Al candidato popular a la Presidencia, Mariano Rajoy, lo define como “una persona capaz y con mucha crítica de la ciudadanía”, mientras que del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, opina que es “excelente y muy buena persona”. Considera que ambos están “muy capacitados para gobernar”. La única carencia que detecta en la política española se encuentra en inmigración. En su opinión faltan “oportunidades” para los inmigrantes y existen demasiadas trabas para adquirir la condición de “legales”, necesaria para tener acceso a cosas tan básicas como un contrato con una compañía telefónica.
De cara al futuro, su mayor deseo es “avanzar” en un país en el que siente “una más de la familia”. “Es como una ensalada rusa, con gente de todos los colores, razas y caracteres. ¿Racismo? Supongo que será como el vandalismo, que ocurre en ciertos lugares y a ciertas horas”.
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