ÁNGELA FERNÁNDEZ | A CORUÑA

Las personas que se empadronaron en A Coruña el año pasado superaron a las que se marcharon a otros lugares de Galicia, España o a otros países. El saldo migratorio del municipio -que resulta de restar las personas que salen de la ciudad de las que entran- es positivo, en 541 personas, y el mayor de las ciudades de Galicia. Pontevedra, Lugo y Santiago también obtienen datos positivos -404, 359 y 297-, pero Ourense, Ferrol y Vigo acabaron el ejercicio con cifras negativas. La ciudad olívica es la que más sufre la pérdida de población -con 427 ciudadanos menos-, según los expertos debido a que la crisis económica azotó con más dureza a las urbes de carácter más industrial, con lo que la población inmigrante y los autóctonos salieron a buscar oportunidades laborales. Por el contrario, A Coruña y el peso de su sector servicios, que no sufrió tanto la recesión ni la destrucción de empleo, consiguió retener a sus habitantes, tanto a los nacidos en el municipio como a los que llegaron de otros lugares y que se asentaron hace años en la ciudad.

El dato positivo contrasta con el de 2009, en el que la ciudad perdió 285 habitantes, debido al aumento de la emigración, sobre todo al extranjero. Esta cifra era la primera negativa desde el año 2000, llegando a aumentos de población de hasta 1.645 en el año 2006. Entre 2004 y 2008, el municipio coruñés recibió la llegada de muchos inmigrantes, hasta diez mil en un solo año, que compensaron las salidas de coruñeses, que siempre rondaron los 8.000, y propiciaron un saldo migratorio positivo que no era una tendencia afianzada. Es más, en el año 2000 se perdieron 412 ciudadanos y en el año 2003 solo se ganaron 140. La época de bonanza, en la mitad de la década, propició el repunte de la inmigración que ahora se estabiliza.

Atendiendo a años anteriores, la ciudad registraba pérdidas continuas de vecinos, probablemente porque el fenómeno de la inmigración todavía no había comenzado. Desde la mitad de los años noventa y hasta 2000, A Coruña obtuvo saldos migratorios negativos que llegaron en 1999 a la salida de 2.137 habitantes, y al que precedieron alrededor de un millar de vecinos menos en los años 97 y 98.

En 2010 llegaron hasta A Coruña 8.749 ciudadanos y se fueron 8.208, y, aunque las cifras son similares y ofrecen un saldo positivo, pero poco cuantioso, suponen cambios con respecto a las tendencias de los últimos años. Las personas que provienen del resto de España o de otras nacionalidades son cada vez menos, pero todavía no se ha notado un brusco descenso como en otras urbes gallegas, y la emigración se mantiene casi en los mismos términos que en años anteriores. La llegada de inmigrantes -más de la mitad de dentro de la comunidad y el resto de otras regiones españolas y del extranjero- ha sufrido una caída desde 2007, desde el inicio de la crisis. De los 10.203 que recibió la ciudad hace cuatro años se pasa a 8.749, pero esta cifra supone 2.000 más de los que entraban al principio de la década pasada. Es decir, pese a la crisis económica A Coruña sigue teniendo suficiente atractivo para las personas de fuera tanto para buscar trabajo como para asentarse.

La llamada inmigración interna -la que se registra dentro de Galicia- aumentó entre 2000 y 2010, sobre todo dentro de la misma provincia y comarca, mientras que los movimientos más lejanos, entre provincias, se mantuvieron casi invariables. De las llegadas de fuera de la comunidad, recalaron en A Coruña desde otras regiones 2.244 personas el año pasado, mientras que en el año 2000 eran 1.330. Y de la población extranjera, comparando las cifras de principios de la década pasada y las de 2010 se obtiene una imagen similar -1.543 y 1.611-, aunque entre 2003 y 2008 hubo un repunte en el que se superaban las 2.000 llegadas, alcanzando casi los 3.000 en 2007. Con la recesión económica, y tal y como está sucediendo en otras partes de España, muchos inmigrantes regresan a sus países o se trasladan a otros lugares con más trabajo, aunque en A Coruña todavía no se ha notado esa tendencia y simplemente se ha estabilizado el número de nuevos vecinos. Los expertos apuntan a la falta de industria de la ciudad y a la potencia del sector servicios, que ha notado menos la crisis, para justificar este fenómeno.

Sobre las salidas del municipio, tampoco se percibe una tendencia a la emigración, sobre todo de jóvenes, que ya se está notando en otras partes del Estado y, por ahora, se mantiene en niveles parecidos a los de antes de la crisis. Eso sí, en 2008 y 2009, en plena recesión, sí que se produjo un aumento de las salidas, con 9.012 y 9.244 personas que se marcharon, frente a las 8.208 del año pasado. También en este caso, la emigración se realiza mayoritariamente dentro de la comunidad y, del total, sólo 576 personas se fueron al extranjero. No obstante, esta última cifra se reduce a la mitad con respecto a los dos años anteriores, en los que 1.708 y 1.361 personas se fueron a otros países. Los estadistas auguran que estas cifras altas de salidas se volverán a repetir en próximos años, sobre todo en la población joven y formada, que tendrá más posibilidades laborales fuera de España.

El grueso de las salidas de 2010 fueron a otras partes de Galicia y, la mayor parte de estos ciudadanos se trasladaron a la misma provincia -4.683-, una tónica que se mantiene en la última década -alrededor de 4.500-, mientras que el éxodo a otros municipios de la comarca continúa en descenso desde el año 2000, de los 3.466 de 2000 a los 2.912 de 201. Se estabilizan otros dos movimientos migratorios dentro de la comunidad autónoma, el de coruñeses que se van a vivir a otra comarca dentro de la provincia, en poco más de 1.500 personas al año, y a otra provincia de Galicia, que no llegan al millar.