El otro municipio del consorcio peor parado es Cambre, donde la diferencia entre los nuevos vecinos y los que se han ido es de una persona, cuando en 2009 era de 284

 

GEMMA MALVIDO | A CORUÑA Betanzos es el único municipio del Consorcio en el que es negativo el saldo migratorio, una cifra que resulta de restar el número de las personas que salen del municipio y el de las que entran y se empadronan. Solo por un habitante, el de Cambre es positivo, una pérdida importante si se tiene en cuenta que en 2009 había 284 personas de diferencia entre los nuevos vecinos y los que se habían ido en el concello cambrés.

El municipio que más población migrante ha reunido durante 2010 ha sido Oleiros, que pasó de las 152 personas a las 518. No es muy habitual, entre los vecinos de la comarca, la opción de mudarse a otra provincia de Galicia. La mayoría de los emigrantes elige instalarse en otro lugar de la misma provincia o bien en el extranjero para continuar con su vida cuando los concellos ya no le ofrecen oportunidades. En Arteixo, hasta 134 personas, diez más que en 2009, se marcharon a vivir a otro país, mientras que solo 76 se cambiaron de casa a otra provincia de Galicia.

En Oleiros, el número de los que se fueron al extranjero superó los 200, una cifra que ha ido bajando con el paso de los años desde el inicio de la crisis en 2007. Y Culleredo es el único concello de la comarca en el que tanto la emigración como la inmigración la protagonizan las mujeres, ya que en ambos casos son más que los hombres las vecinas que deciden hacer las maletas para instalarse en otro lugar.

El baile de cifras que ofrece el estudio sobre movimientos migratorios en la población del Instituto Galego de Estatística va ligado, inevitablemente, a la crisis económica y a las opciones de empleo que ofrecen los lugares que son objeto del estudio y es que, en aquellos sectores en los que la destrucción de empleo fue mayor, se notó que los vecinos hicieron más las maletas y que no se empadronaron nuevos habitantes. Betanzos, por ejemplo, llega en 2010, por primera vez en más de una década, al saldo migratorio negativo; es decir, que se fueron más vecinos de los que, finalmente, decidieron empadronarse en el municipio.

Una trayectoria completamente opuesta lleva el Concello de Carral y es que, de los datos negativos de 1995, en los que se reflejaba que 22 personas más se habían ido de las que se habían instalado, ha pasado a ofrecer un saldo positivo de más de un centenar de nuevos habitantes frente a los que deciden hacer las maletas. En Culleredo, sin embargo, la diferencia entre los que se van y los que se quedan se hace más pequeña con el paso de los años. De los más de mil nuevos vecinos de 2000, Culleredo ha pasado a los 325 de saldo migratorio del ejercicio pasado.

A Coruña obtuvo el año pasado el saldo migratorio más alto de todas las ciudades de Galicia y es que aunque fueron 8.208 las personas que se mudaron, los nuevos vecinos llegaron casi a los 8.750.

Según los datos del Instituto Galego de Estatística, el saldo migratorio sube en los concellos de Abegondo, Carral y Oleiros, mientras que baja en Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Culleredo y Sada.