La emigración de jóvenes lastrará la recuperación

(30/01/2012)

La emigración de jóvenes lastrará la recuperación

Durante la primera década del siglo XXI, Galicia ha perdido cada año entre 9.000 y 15.000 jóvenes en edad laboral, de los que la mayoría no han regresado

   Autor:

    F. S. Lugo

   la voz

  

   Fecha

 

Uno de los efectos de la crisis económica que tendrá secuelas más prolongadas en el tiempo es el desempleo juvenil, que en Galicia ya supera con holgura el 50 % de personas de entre 16 y 25 años que buscan trabajo.

Esta circunstancia, al margen de rifirrafes y cruces de acusaciones interpartidarias, es de origen básicamente económico y estructural, todo ello agravado por la ausencia de planes públicos que coordinen enseñanza e incorporación al mundo laboral, por la escasa financiación de las polìticas activas de empleo, y por la caída de la inversión.

Todo los expertos -sindicales, empresariales e institucionales- coinciden en que, dando por buena la previsión de que en el 2015 se consolidaría la creación de empleo -aunque lenta-, el lastre del desempleo juvenil actual no se superará hasta 4 o 5 años después y, por ende, tendrá consecuencias personales negativas -que ya son inevitables- para quienes hoy tienen entre 20 y 30 años y no han logrado acceder a un puesto de trabajo fijo o que, al menos, sumen una media anual de 6 meses cotizados.

Estos fectos se multiplican si se retrasa en demasía el acceso a un empleo estable porque el período mínimo de cotización para tener derecho al 100 % de la pensión, que ahora está en 35 años, se irá incrementando progresivamente.

EMIGRANTES «CULTOS»

En paralelo, se da otro fenómeno de efectos también negativos que afectarán al conjunto de la economía, tanto a las actividades productivas como a los servicios: la creciente emigración de adultos jóvenes formados académicamente o con experiencia laboral.

Entre esos emigrantes son mayoría los individuos con conocimientos o habilidades profesionales que al paso de unos años serán requeridos por las empresas cuando se supere el bache económico. No en vano, la mayoría de esos emigrantes «cultos» o laboralmente valiosos acostumbran a afincarse en los países en los que recalan.

El mal es de ámbito peninsular, pero más grave en territorios como el gallego. Un estudio centrado en Galicia y que abarca desde el segundo semestre del 2002 hasta el primero del 2007-publicado en Mercados hace 4 años- revela que durante el lustro estudiando abandonaron la comunidad 68.955 individuos con edades comprendidas entre los 16 y los 29 años, recalando en Canarias, Cataluña, Madrid, País vasco o en paíes de la Unión Europea -fundamentalmente Alemania, Francia y Gran Bretaña.

Por ende, la práctica totalidad de esos casi 70.000 emigrantes poseían estudios secundarios -incluida formación profesional de segundo grado- o universitarios y, además, un tercio de ellos tenían experiencia laboral en puestos de trabajo que requerían pericia técnica o estudios superiores.

Abundando en datos, el mismo estudio reseñaba que a la creciente pérdida de trabajadores jóvenes se sumaba la marcha de profesionales muy experimentados, con edades entre los 30 y los 50 años. Este segundo fenómeno no alcanzaba las proporciones ni las cifras del éxodo juvenil, pero confirmaba la existencia de problemas enquistados y de hondo calado.

Estudios paralelos precisaron que aquel flujo -la pérdida de activos jóvenes era de 13.800 individuos/año- se debía en gran medida a que los salarios gallegos eran -y son- entre un 15 y un 25 % más bajos que en las comunidades más desarrolladas de España; aparte de que en Galicia se generaba -y se genera- menos empleo que en ellas.

Informes y datos estadísticos ya referidos al período 2008-2011 indican que la sangría de fuerzas productivas de Galicia experimentó un repunte a partir de los primeros meses del 2009 debido, fundamentalmente, a la drástica reducción de las contrataciones que ha provocado la crisis económica.