• Carolina Casal, de Caldas, fundó junto a su marido Goya Foods, hoy la mayor empresa de alimentos españoles para EE.UU.
• Con solo 17 años, Carolina Casal y su hermana Anita se embarcaron rumbo a Puerto Rico en busca de un futuro mejor. La gallega se enamoró de un joven burgalés, Prudencio Unanue. Se casaron y montaron una pequeña tienda de alimentación. Pronto comenzaron a importar aceitunas y aceite de oliva de España para aplacar la "morriña" de las y los emigrantes que, como ellos, echaban tanto de menos el sabor de su tierra.
• Hoy, Goya Foods es la primera empresa de alimentos españoles en Estados Unidos y ha sido elegida por Michelle Obama como ejemplo de alimentación sana.

Una mujer parca en palabras pero siempre sonriente, que desbordaba cariño y dulzura y que les enseñó que en la vida nada se regala. Así recuerdan sus nietos a Carolina Casal, una gallega de Caldas de Reis que emigró a Puerto Rico y fundó junto a su marido Goya Foods, la que es hoy la la empresa familiar hispana más grande de todo Estados Unidos.

Carolina tenía solo 17 años cuando decidió embarcarse rumbo a Puerto Rico con su hermana Anita en busca de un futuro mejor que el que podía ofrecerle Galicia. Pronto conoció a Prudencio Unanue, un joven de Villasana de Mena (Burgos) del que se enamoró. Con mucho esfuerzo y muchas renuncias, la pareja se casó y consiguió abrir una pequeña tienda de alimentación. Después de tener a su primer hijo, Ulpiano, decidieron marcharse a Nueva York. "Allí empezaron con un pequeño almacén a importar productos españoles para las pocas familias hispanas que, como ellos, estaban lejos de sus hogares; lo primero fueron las aceitunas y el aceite", describe Robert Unanue, nieto de los fundadores y actual presidente de Goya Foods.

El comienzo de la Guerra Civil en España fue una nueva prueba para el talento emprendedor de Prudencio y Carolina. No podían importar alimentos de su tierra pero, lejos de renunciar a su sueño americano, decidieron probar suerte con un nuevo producto, unas latas de sardinas que llegaban desde Marruecos con la etiqueta Goya. "Les gustó el nombre que, además, es el del pintor español, por lo que compraron la marca por un dólar y bautizaron a su nueva empresa Goya Foods", continúa Robert.

En la década siguiente, la oleada de inmigración puertorriqueña a Nueva York se tradujo para la familia en una nueva oportunidad y decidieron ampliar sus productos a otros típicos de toda latinoamérica. "Mi abuelo Prudencio siempre decía que hay que ser atrevidos, hay que tomar riesgos", apunta el presidente. Y su valentía dio buenos frutos. Actualmente Goya Foods ofrece más de 1.500 productos en Estados Unidos, el Caribe y otras partes del mundo.

Mientras su esposo seguía ampliando el negocio con su buen olfato empresarial, Carolina se ocupaba de cuidar a los cuatro hijos que tuvieron: Ulpiano, José, Antonio y Francisco. Siempre a su lado estuvo su hermana Anita que fue su gran apoyo. La familia siguió creciendo a un ritmo trepidante y convirtieron a la pareja en abuelos de 18 nietos y nietas.

Robert, al que toda la familia conoce como Bob, es uno de los seis hijos que tuvo Antonio y desde los 10 años ya prestaba su ayuda en el negocio familiar. Empacó olivos y aceite en una bodega de la compañía en Brooklyn y cargó camiones hasta convertirse, en 1999, en presidente de la compañía que hoy tiene 3.500 empleados y la sede principal en Nueva Yersey. De los 18 nietos, seis forman parte de la empresa y ya participan también en la "gran familia Goya Foods" nueve bisnietos y bisnietas. Además, a pesar de la crisis, la familia mantiene el 100 por 100 del capital.

Robert recuerda a su abuela como una mujer muy familiar. De hecho, hasta su muerte a los 94 años (en 1984) "cada domingo, después de misa, íbamos todos a su casa y a ella le encantaba", dice su nieto para el que siempre fue "impresionante" el ejemplo de sus abuelos "ochenta años juntos". En aquellas reuniones dominicales la comida era muy importante. "A veces mi abuela preparaba caldo gallego y también hacía un arroz con leche buenísimo", rememora con deleite su nieto.

Ese caldo gallego, aunque en briks, fue uno de los productos con los que Goya Foods aplacó la morriña de miles de gallegos y gallegas emigrantes. Además, de Vigo importan conservas marinas de atún, navajas, mejillones, pulpo, sardinas y calamar. "Los mariscos gallegos son uno de nuestros productos más antiguos y tenían especial éxito entre los cubanos emigrantes en Nueva York y en Miami", apunta Robert.

Para conocer sus orígenes, Robert y su familia han viajado varias veces a Vigo. "¡Qué bien comimos allá!", exclama el neoyorquino. No visitaron el pueblo de su abuela, Caldas de Reis, sino que se quedaron en Vigo, donde aún tienen a algunos primos de su padre como el notario Alberto Casal y su hermano Carlos.

Robert habla muy bien español ya que cuando su padre se encargó de abrir la planta de producción de Goya Foods en Sevilla toda su familia se mudó a la ciudad durante dos años. Además vivió otros diez años en Puerto Rico "donde no se habla un español tan rico como en España", confiesa.

La fama de Goya Foods ha llegado hasta la Casa Blanca y Michelle Obama se ha fijado en esta empresa como ejemplo para promocionar un tipo de alimentación saludable en un país en el que una de cada tres personas son obesas. "Me parece que Michelle Obama tiene un deseo verdadero de mejorar la condición física del país; no es para nada una estrategia política", opina Unanue, que quedó encantado "con la simpatía y cercanía" de la primera dama en la presentación de la campaña a finales de enero. "La campaña Mi plato forma parte de la iniciativa "Let´s go" (Vamos a movernos) que promueve el Gobierno. Se trata de una guía para identificar fácilmente los grupos básicos de alimentos que constan de verduras, cereales, frutas, proteínas y productos lácteos".