Los datos desmienten que los inmigrantes abusen de la sanidad pública

Apelar a los ‘abusos’ del sistema sanitario español que supuestamente hacen los inmigrantes es una afirmación falsa y los datos lo demuestran. Aunque el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, utilice este argumento fuertemente arraigado en el discurso de gran parte de la población que busca respuestas y culpables ante la crisis económica, las frías estadísticas muestran otra realidad.

Una investigación publicada el año pasado por la Fundación La Caixa recoge datos de 2008, procedentes de las comunidades autónomas y volcados por el propio Ministerio de Sanidad. Ese año los extranjeros representaron aproximadamente el 13,7% de los usuarios registrados en los servicios sociales, un porcentaje muy próximo al 11,55% que lorepresentaban en la población. Sin embargo, del total de intervenciones realizadas por los servicios sociales, el colectivo inmigrante aparece ‘claramente infraatendido, al representar tan solo el 6,85% de las actuaciones de los servicios sociales’, concluye el estudio.

Otras investigaciones (Fundación Pfizer, Fundación Ciencias de la Salud, Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria y el Servicio Jesuita a Migrantes) señalan que la población española acude con más asiduidad al médico de atención primaria que las personas inmigrantes (57,75% frente al 12,7%, respectivamente). Lo mismo ocurre cuando se acude al médico especialista. Los extranjeros sólo utilizan más los servicios de urgencias por motivos como el desconocimiento del protocolo sanitario español, incompatibilidad con los horarios laborales o por su situación irregular, que sólo les permite acceder a la atención de urgencias.

Además, las dos terceras partes del presupuesto de la Seguridad Social van destinadas a personas mayores, mientras que la mayor parte de los inmigrantes son personas jóvenes, con una media de edad de 33 años y con problemas de salud poco importantes. De ahí que el uso de los servicios sanitarios sea tan bajo.

Según la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), la población inmigrante y la autóctona acuden al médico por las mismas causas, propias del sector en que trabajan. Los inmigrantes no son fuente de enfermedades raras y ni ponen en peligro la salud pública. Sólo algunos problemas no graves, como algunas enfermedades dermatológicas, son importadas.

La SEMG señala que se diferencias del resto de los pacientes autóctonnos en que presentan algunas dolencias psicosomáticas derivadas del propio proceso migratorio, como depresión, insomnio y ansiedad, todo ello vinculado en la mayoría de los casos de su situación sociolaboral. www.redinmigrante.es