La investigadora del Instituto Universitario de Estudios sobre las Migraciones de la Universidad Pontificia de Comillas, Rosa Aparicio, ha afirmado hoy que "no existe ninguna posibilidad de que en España estalle un conflicto violento con hijos de inmigrantes" como ocurrió en Francia en otoño de 2005.
La también doctora en Sociología ha participado hoy en el VII Congreso sobre Migraciones Internacionales en España que se celebra en Bilbao con una ponencia sobre las segunda generación de inmigrantes, un tema que está investigando a través de un estudio sociológico a 7.000 hijos de inmigrantes en Madrid y Barcelona.
Según ha explicado en una entrevista con EFE, las jornadas de violencia que se vivieron en Francia en 2005, protagonizadas en su mayoría por hijos de inmigrantes que expresaban su descontento con la situación que vivían, estaban relacionadas con "cuestiones de fondo" que no se producen en España en este momento.
En Francia , según ha dicho, se había practicado una política de vivienda social cuyo efecto "no deseado e, incluso, perverso" fue la creación de guetos de pobreza habitados por inmigrantes y que constituyeron "el caldo de cultivo" de conductas violentas.
En España, en cambio, "las cosas no se están haciendo mal" y la mayoría de los inmigrantes se están integrando "relativamente bien", principalmente porque llegaron en un momento que había oferta de trabajo, aunque ha precisado que existe una "cierta" discriminación.
Ha subrayado que hay que prestar "especial atención" a que dicha discriminación no se produzca en las escuelas, ya que en estos centros "se marcan las oportunidades de futuro", y ha destacado que "los conflictos no se deben a la inmigración sino que están relacionados con clases sociales desfavorecidas".
También ha resaltado la importancia de que en España, al contrario que en otros países, "de momento no se está utilizando políticamente la inmigración, y esto incide en la actitud de la población autóctona, que, hasta cierto punto, no ha acogido muy mal al inmigrante".
El rechazo se produce, según ha explicado, cuando los españoles "creen percibir" que se favorece al inmigrante, y las actitudes más negativas se detectan en los niveles sociales más bajos de la sociedad ya que son los que "compiten" con los inmigrantes por las ayudas y servicios sociales.
Respecto al estudio que está realizando sobre hijos de inmigrantes en España y que consiste en hacer un seguimiento a siete mil de estos jóvenes a los 14 años, a los 18-19 y a los 22, Aparicio ha relatado que se concluyó la primera fase en 2008 y que en este momento se está llevando a cabo la segunda.
Tras resaltar que se trata de una muestra de jóvenes representativa de todas las nacionalidades de inmigrantes que han venido a España, la socióloga ha indicado que, según unos primeros resultados, estos jóvenes no reconocen que están discriminados, pero sienten que no ocupan el mismo lugar que los nativos.
Más de la mitad de ellos dicen no sentirse español aunque, según ha matizado Aparicio, sentirse español o de otra nacionalidad con 14 años "no significa gran cosa" ya que esas edades la identidad es "volátil y cambiante".
La mayoría se integra bien y mantiene amistad tanto con españoles como con otros inmigrantes, aunque una pequeña parte, que ha cifrado en un 15 por ciento, están en riesgo de no integrarse, pero esta situación se da porque "no están a gusto aquí, por lo que no rinden bien en la escuela y sienten un cierto rechazo a la cultura autóctona".
