(14/05/2012)
Desde el 2008 se marcharon al extranjero 1.535 residentes de la ciudad
La grave crisis económica que sacude la ciudad y su entorno ha reactivado el fenómeno de la emigración exterior. Los datos del Instituto Galego de Estadística (IGE) revelan que desde el inicio de la recesión económica, a comienzos del 2008, se marcharon a otros países extranjeros 1.535 personas que estaban empadronadas en la ciudad.
A la espera de conocer cómo queda el balance definitivo del 2011, lo cierto es que los tres años anteriores de crisis muestran un enorme crecimiento del ritmo de salidas al exterior. Antes de que se deteriorara la situación, la emigración internacional se movía en una horquilla de entre 229 y 271 personas, una cifra que ya en el 2009 se disparó hasta las 772 -es decir, más del triple- y en el 2010 a casi 500. Un dato que revela el deterioro del mercado laboral local y la falta de expectativas. Y en el que no se incluye la emigración a otras comunidades del Estado Español.
A las 1.535 personas que se marcharon al extranjero entre el 2008 y el 2010 habría que sumar las 2.278 que se fueron a otras autonomías del país. Es decir, que al menos por ahora, la emigración externa que ha sufrido esta ciudad con la crisis se acerca a casi 4.000 personas.
Los sindicatos UGT y Comisiones Obreras coinciden a la hora de trazar los perfiles del emigrante surgido de esta recesión económica. En ambos casos sería una persona joven, de entre 20 y 35 años, pero con variaciones en cuanto a su formación; por un lado, estarían los titulados universitarios que, acabados sus estudios, encuentran casi imposible colocarse en el mercado local; pero hay un porcentaje grande de emigrantes que son los paganos del estallido de la burbuja inmobiliaria. Jóvenes que, sin apenas formación, abandonaron los estudios y encontraron en el bum constructivo una manera rápida y rentable de ganarse la vida. Y que ahora los devuelve al paro un mercado laboral sin apenas oportunidades.
Tras este fenómeno está el repunte de la emigración a países como Suiza o Alemania. La vuelta a las explotaciones agroganaderas de los padres o de familiares es otra de las alternativas, pero la grave crisis que azota el sector impide que muchos puedan ganarse ahí la vida, lo que les obliga a salir al extranjero.
La situación en la comarca no es nada alentadora. Ames se acerca a los 3.000 parados y Teo supera ya los 1.500. Todos los datos apuntan a que la salud del mercado laboral se deteriorará más los próximos meses.
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