Isabel Rochat «Que los gallegos no vengan a Ginebra»

(18/06/2013)

«Que los gallegos no vengan a Ginebra»

Una de las siete integrantes del Gobierno cantonal dice que el paro es muy elevado (5,5 %), las posibilidades escasas, y recomienda otras opciones a los gallegos, a los que aprecia

 

Isabel Rochat, en una plaza próxima al Parlamento de Ginebra. s. g.

 

Una de las primeras frases que Isabel Rochat (Delémont-Jura, 1954) aprendió de pequeña fue: «Dame un besito, papá». Y no porque alguno de sus progenitores fuese hispano (el nombre se lo debe a su madre, inglesa, e insiste en que es tan usual en Inglaterra como Elizabeth), sino porque su niñera era gallega. «Se llamaba Montserrat», recuerda. Antes de que su padre llegase de trabajar, su cuidadora la aleccionaba en lo que debía decirle. Todavía hoy la recuerda con cariño, aunque le perdió la pista.

Montserrat fue, por tanto, una de las primeras emigrantes gallegas en Suiza, aquella hornada pionera que llegó a finales de los 50 y principios de los 60, de la que aún quedan algunos representantes. Y fue su primer contacto con una realidad que en estas décadas ha tenido altos y bajos, y que de nuevo repunta casi como en los ochenta.

A la entrevista, celebrada un domingo por la noche en una céntrica plaza de la ciudad vieja ginebrina, Rochat acude tras una reunión extraordinaria de su grupo, en un día y a una hora insólita para los políticos helvéticos, y con la lección preparada.

-¿Qué conoce sobre la emigración gallega?

-Es la segunda población inmigrante más estable que Suiza conoció, tras la italiana. Más estable, en el sentido de la que más tiempo permanece. El cantón de Ginebra es el que tiene más gallegos, y le siguen los de Vaud, Berna y Zúrich. Los gallegos representan el 5 % de la población inmigrante.

-¿Y qué opina sobre ella?

-Los emigrantes gallegos son los más reconocidos, que han llegado a cotas muy altas, por ejemplo con una presidenta del Parlamento cantonal [en referencia a la socialista Dolores Cruz Cousillas, de Corme, compañera de escaño]. Y están muy integrados. Los que viven en los barrios con más dificultades actúan como un factor positivo, de equilibrio. Allí donde hay gallegos, el barrio va bien.

-¿Ha oído hablar del repunte migratorio?

-Sí, en enero el cónsul español ya me dijo que estaban viniendo. Pero es un riesgo, el del sueño que se rompe, que vengan pensando en una situación y se encuentren con otra. No es como antes, no es fácil llegar y trabajar. Algunos lo consiguen, pero no es fácil. Y llega la decepción. No hay apartamentos, y los que hay son carísimos. Y el paro es elevado, un 5,5 %.

-Un paro escaso.

-No, ya sé que no parece mucho comparado con lo que hay en España, pero para nosotros es alto. La media nacional está sobre el 3 %, y ya fue menor. Por eso, el mensaje que le envío a los gallegos es que no vengan a Ginebra, porque el desempleo es alto. Que prueben en otros cantones con menos paro. Y, por cierto, también hay suizos que necesitan ayudas para vivir.

-El Gobierno Federal ha activado hace unos días la cláusula de salvaguarda para limitar los permisos de trabajo. ¿Le parece una medida correcta?

-Me parece que no cambiará nada. Se pone para dar seguridad a los suizos. Europa ha protestado, y había dos opciones: o darles el gusto a sus Gobiernos y no aplicarla, por los tratados de libre circulación, o hacerlo y darles tranquilidad a los suizos. Más o menos, vamos a adoptar esa medida sabiendo que no será efectiva. Porque además funcionará solo hasta el 2014. En mi opinión, efecto cero.

-¿Y si en el 2014 el Gobierno ve que la inmigración sigue en aumento y decide imponer medidas restrictivas más severas? ¿No puede generar malestar en amplias capas de la población ese repunte?

-Insisto en que los acuerdos de libre circulación existen y hay que cumplirlos. Pero hay un factor que es importante, y es que muchos de los jóvenes que llegan están muy bien preparados y compiten con los de aquí que no tienen esa preparación. Y creo que esto sí va a ser un problema, el riesgo de que los jóvenes aumenten su xenofobia en el caso de que se produzcan esos supuestos. Por otro lado, el Gobierno está tomando medidas para vigilar las contrataciones, intensificar el control, y que se cumpla la ley.