La catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Santiago de Compostela, Ofelia Rey Castelao, impartió una charla en la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina sobre la emigración gallega.

La experta en migraciones ultramarinas gallegas en los 80 estaba en Buenos Aires tras impartir en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) el curso de posgrado ‘Espacio y Poder: Conflictos y consensos en la construcción de la monarquía de España (siglos XVI-XVIII). Problemas teóricos y metodológicos’

Bajo la moderación del responsable del Área de Investigación del MEGA, Ruy Farías, Rey Castelao ofreció una charla en la que desarrolló distintos temas en los que trabaja de manera habitual. En su disertación abordó el fenómeno migratorio gallego desde el punto de vista de la específica problemática femenina. Así, explicó que si bien las mujeres de Galicia se integraron tardíamente a los flujos ultramarinos (siglo XIX), no aconteció lo mismo en el caso de los movimientos intrapeninsulares e intraeuropeos, ya plenamente desarrollados desde el siglo XVI, y donde su presencia fue muy temprana.

La catedrática indicó que las migraciones predominantemente masculinas no dejaron de tener un gran impacto en las mujeres que quedaron en su tierra. De hecho, en el siglo XVIII no sólo se incorporaron en número importante a los flujos, sino que, además, a causa del éxodo masculino alcanzaron tal grado de integración en la economía que, durante el reinado de Carlos III (1759-1788), les fue concedido un “poder implícito” que las puso de pie de igualdad con los hombres.

Tal como explicó Rey Castelao, las motivaciones para emigrar siempre fueron de tipo económico, y si en una familia no había hombres y existía la necesidad de que alguno de sus miembros emigraran para aportar dinero metálico al hogar, fueron ellas las que marcharon. Si es el caso, además, muchas veces la motivación tenía que ver con reunir el dinero para su dote. Eso redundó en un mayor margen de libertad y margen de acción, puesto que pudiendo automantenerse y capitalizarse, eran ellas las que decidían si se casaban o no, y con quién se casaban.

Indicó que las mujeres emigraban a Castilla para realizar cometidos agrícolas, pero también lo hacían a las grandes ciudades como Madrid o Lisboa, donde se ocupaban en el ámbito doméstico, con oficios como los que inmortalizó la literatura castellana del Siglo de Oro.

Este cuadro configuró una realidad social que en varias zonas de Galicia fue muy distinta a la del resto de España. Las gallegas se casaban a una edad (30-35 años) bastante más avanzada que la media española. Asimismo, solían ser mujeres muy independientes que, además, en zonas de alta emigración, como las Rías Baixas y la comarca del Ulla, no sólo trabajaban en todos los títulos productivos (industria textil doméstica -hilado del lino-, marisqueo, salazón, pesca, cometidos rurales, etc), sino que también, hasta la sanción del Código Civil de 1889 (que supuso un gran retroceso para ellas) gestionaban el patrimonio y heredaban.

Esta peculiar realidad generó que a finales del siglo XVIII, Galicia (junto con Asturias) tuviera la menor tasa de alfabetización femenina de España, pues las niñas comenzaban a trabajar a una tempranísima edad, en torno a los tres años, remarcó a la catedrática.

Sobre el final del encuentro, Rey Castelao respondió una serie de inquietudes formuladas por el público y agradeció la acogida recibida por parte de la directiva de la institución.