Ourense. La crisis económica y la emigración 
merman la natalidad en la provincia

(18/02/2014)

La crisis económica y la emigración 
merman la natalidad en la provincia

Ourense es la segunda provincia española con menos nacimientos, mientras crece la emigración a las grandes ciudades.

Las familias presentan numerosos condicionamientos más allá de los puramente económicos para tener pocos o ningún hijo.

Uno de los síntomas más visibles de la crisis económica en la provincia ha sido el descenso en el número de habitantes. La marcha constante y masiva de ourensanos, jóvenes en su inmensa mayoría, rumbo a las grandes ciudades y al extranjero en busca de oportunidades laborales no se ha logrado subsanar debido a la escasísima natalidad que registra la provincia, en especial su medio rural, donde proliferan los pequeños núcleos de población habitados sólo por personas mayores y llamados a desaparecer en un corto margen de tiempo.

Ourense es, según los últimos datos demográficos del Instituto Nacional de Estadística, la segunda provincia española con menos tasa de natalidad -5,92 nacimientos por cada 1.000 habitantes-, sólo superada de cerca por Zamora, que presenta un índice de 5,88 alumbramientos. Destaca el dato que las provincias menos pobladas (entre las que están Ávila, Palencia, Asturias, Lugo, Cáceres, Cuenca, Salamanca o Soria, que no alcanzan los ocho nacimientos por millar de personas) presentan, en su mayoría, las características comunes de ubicarse en el norte peninsular, cerca de la frontera con Portugal y lejos de la costa -a excepción de Lugo y Asturias-.

El demógrafo de la Universidade de Vigo y profesor del Campus de Ourense, Alberto Saco, señala que estas provincias "están na periferia", en el sentido de que "teñen moi escasa actividade económica, co que a xente tende desparazarse cara a aqueles lugares onde pode haber máis ingresos económicos e mellor calidade de vida".

No obstante, pese a este repunte de la emigración en masa, la tendencia ascendente de la despoblación en Ourense no es un hecho excepcional en estos últimos años. Alberto Saco señala que el descenso en el número de habitantes se viene produciendo "dende os anos sesenta", aunque por aquel entonces el perfil del emigrante respondía a un patrón diferente al del actual. "O emigrante daqueles anos marchaba uns poucos anos, e cando gañaba unha boa suma de diñeiro, voltaba á súa terra para crear a súa familia, co que se garantía un certo índice de fecundidade", comenta el demógrafo.

En la actualidad, el desempleado que sale de la provincia ya decide establecerse, en la mayoría de los casos, en su nuevo lugar de residencia. Asimismo, se trata de personas con una formación distinta a la que se marchaba hace más de cuarenta años. "Se antes tendía a emigrar un traballador de zonas rurais con poucos estudos, na actualidade a que marcha é xente máis cualificada, que é a que non ten expectativas de atopar o emprego que cren que lles corresponde na súa propia terra". El mundo globalizado en el que nos encontramos y la mayor capacidad de los jóvenes para aprender nuevos idiomas son, para Alberto Saco, dos factores importantes a la hora de que los emigrantes de hoy en día decidan establecerse lejos de sus lugares de origen.

El profesor señala que, además de estos factores económicos, la baja natalidad también responde a otros aspectos individuales, tales como la disponibilidad de los progenitores o las calidad en la que se puede criar a los hijos. Saco añade que "a xente sinala nas enquisas por termo medio que lle gustaría ter dous fillos, pero logo teñen só un", y apunta a factores más relacionados con la idiosincrasia de las distintas regiones españolas como la causa de que las mayores tasas de natalidad se registren en provincias del sur del país.

Frente a esta bajísima natalidad, la tasa de mortalidad en la provincia, con 14,49 fallecimientos por cada mil habitantes, vuelve a ser la segunda más baja del país, superada sólo por Lugo. La alta concentración de población mayor en núcleos del rural puede suponer un problema a largo plazo, ya que "se morren os núcleos rurais, tamén morren as cidades ao non chegarlles nova xente".