La protesta, al igual que las anteriores, tuvo lugar delante de la sede de Hacienda. Se nota que ha pasado el tiempo desde que comenzaron las movilizaciones. Los emigrantes retornados, algunos de avanzada edad y que nunca antes se habían puesto detrás de una pancarta, han mejorado sobremanera a la hora de hacerse escuchar. Ayer, llevaban desde una sirena antigua que hace un ruido enorme hasta un instrumento de las procesiones de Semana Santa, también bastante ruidoso. Y como elemento simbólico, uno de los manifestantes portaba un cencerro de una vaca suiza que topó en un monte del país al que emigró.
Además, que haya pasado el tiempo sin que sus reivindicaciones sean atendidas y que las multas continúen llegando -ayer había afectados que llevan pagados 30.000 euros- ha tensado la cuerda. Y las frases que pronuncian los perjudicados son cada vez más convulsas: «Penso que este goberno pretende que acabemos nunha guerra civil, estanos enfrontando a uns cos outros», dijo un hombre de Pontenafonso.
Bajo el paraguas de las dos plataformas, la de Barbanza y la de Muros-Noia, continuarán con las protestas el sábado, cuando prevén desplazarse a Pontevedra en compañía de los preferentistas. Se da la circunstancia de que hay varios emigrantes retornados de la zona que en los últimos años se toparon con dos varapalos económicos: las preferentes y las multas de Hacienda por su pensión.