«Ellos vienen a venderse. Nos dicen que es una buena oferta, aunque tampoco dicen que sea la mejor. Y es que somos un verdadero caramelo para Alemania. Somos gente muy cualificada, con cuatro años de formación, cuando allí solo tienen dos. Las competencias que tiene una enfermera allí no tienen nada que ver con las que tenemos aquí», explicaba Ana López, una joven estudiante de cuarto curso, que renunció a presentarse porque, «primero quiero probar suerte aquí, como nos pasa a todos los del último curso».
Sin embargo, los que sí están dispuestos a irse son «muchos alumnos que ya acabaron la formación universitaria, e incluso gente que lleva en paro cuatro o cinco años y ve en esta oferta una oportunidad de encontrar trabajo», apuntó.