Solo en el término ribeirense, el descenso supera el centenar de personas. En Boiro y Noia es más atenuado, con 67 y 52 residentes menos procedentes de otros países.
Las excepciones
Las únicas excepciones las constituyen A Pobra y Lousame, ya que en ambos términos se ha registrado un ascenso de los empadronados cuya nacionalidad no es española.
Esta marcha paulatina de extranjeros se lleva produciendo desde hace tiempo. De hecho, buena parte de quienes constituyeron el núcleo fundacional de la ONG Contacto de Boiro, nacida con el propósito de ayudar a los inmigrantes, se han ido cogiendo las maletas, en la mayoría de los casos para regresar a sus países de origen, debido a la falta de empleo.
Incluso en organizaciones como Cáritas, que en los últimos meses han detectado que el número de vecinos que acuden a buscar ayuda se ha estabilizado, indican que son menos los foráneos que se van semanalmente a sus instalaciones en busca de alimentos o de dinero para satisfacer las necesidades básicas.
Debido a esta partida, motivada por las circunstancias económicas, la población inmigrante ha pasado en la comarca de las 2.730 personas que figuraban en el 2013 a las 2.432 que arrojan los datos oficiales correspondientes al ejercicio 2014.
Ribeira y Boiro continúan siendo los municipios de la comarca que tienen empadronados a mayor número de vecinos de otras nacionalidades, ya que entre ambos suman la mitad de los residentes totales foráneos. Los datos indican que esta tendencia continuará durante este año, ya que la pesca, que era una de las principales puertas de entrada, se ha convertido en una actividad profesional muy demandada por habitantes locales en paro.