(11/02/2019)
09.02.2019 | La Opinión
Con la reforma del voto emigrante en 2011, pactada por PP y PSOE con los nacionalistas, España se propuso emular el modelo electoral de los países de su entorno. Hasta hace ocho años, el Gobierno español era junto con el alemán y el noruego de los pocos que permitían a los emigrantes y a sus descendientes votar en las municipales. Con la reforma, los españoles residentes en el exterior ya no pueden elegir a los alcaldes de su municipio de origen y quienes quieran participar en las autonómicas y generales deben pedir las papeletas, ya que no llegan a su domicilio salvo que soliciten la documentación electoral.
La tendencia en la UE ha sido que los inmigrantes participen en los comicios locales, por tratarse de una cita electoral de proximidad, y dejar fuera a los emigrantes. Países como Portugal, Italia, Francia, Polonia, Reino Unido, Bélgica o Suiza vetan a la diáspora en las municipales y tan solo les permiten el sufragio en las generales.
En el país vecino, los portugueses que residen en el exterior solo pueden participar en las elecciones legislativas y presidenciales, pero en las legislativas pueden elegir a sus representantes -cuatro diputados-. En Italia, los emigrantes únicamente votan en las generales pero cuentan con una circunscripción propia. En Reino Unido, la emigración puede participar en locales tan solo si están en el municipio en el momento en que sean convocadas, pero si llevan más de 15 años fuera del país están vetados en las generales.
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