La escritora, periodista y política María Xosé Porteiro presenta este viernes, en el Museo Municipal de Ponteareas, a las 19.00 horas, su obra “Sándalo”. Mediante letras con sonido a Cuba, la autora pone en valor el papel trascendental que jugó la emigración gallega en el conjunto de la historia. Una historia en la que, como casi siempre, las mujeres pierden el doble. “Sándalo” entona un grito de libertad bajo cartas, órdenes de mando, de puños en alto y dos oportunidades.

 

–¿Qué significa para usted “Sándalo”?

 

 

–Es algo real. Yo tengo una caja de sándalo, que es una de las cosas que traje de Cuba y, cada vez que la veo, al abrirla, se abre mi memoria y mi memoria, claro, tiene que ver con Cuba.

 

–En “Sándalo”, usted pone en valor el papel de la emigración... ¿Es la parte olvidada de la historia?

 

–La emigración es un proceso que, en nuestro caso, dura casi 200 años. Dos siglos es demasiado tiempo para que sea algo puntual... Hay muchas familias gallegas y cubanas que tienen vínculos y escenarios compartidos. Son protagonistas en las construcción de lugares tan, aparentemente, distintos aunque con un nexo en común, como es el caso de Cuba y Galicia.

 

–Leer “Sándalo” es casi como viajar por las calles de Cuba. ¿Usted está muy vinculada al país, no?

 

 

–Sí porque yo soy de familia de emigrantes. Mi padre era un niño labriego de Lugo que fue a Madrid a hacer la mili y allí conoció a mi madre, asturiana, que emigró a la capital en la posguerra. Ambos tenían familia en Cuba y cuando yo tenía cuatro años decidieron marchar para allá. Mis primeras vivencias están vinculadas a Cuba, claro.

 

–Refleja usted las diferencias que había, aún más, entre hombres y mujeres que emigran...

 

–Diferencias igual que aquí. Las mujeres gallegas allí seguían siendo secundarias. No recibían por, ejemplo, la atención sanitaria del Centro Galego. Teniendo en cuenta la dificultad que tenía una mujer en la primera mitad del siglo XX, que salía, por ejemplo, de Covelo o de A Fonsagrada, que llegaba al puerto, atravesaba un océano hasta un lugar en el que, probablemente, nadie entendía su idioma... Era carne de cañón para algo tan frecuente como el tráfico de mujeres para la explotación sexual, por ejemplo.

 

–¿A cuántos Xermán, uno de los protagonistas, nos quedan por conocer?

 

–Una de las cosas que me interesaba reflejar en la novela es que la emigración tiene una parte triste, de trauma, pero que nosotros estuvimos construyendo las nuevas naciones americanas y estuvimos participando en los procesos de independencia. No solo estuvimos repartiendo carbón, que también, estuvimos compartiendo cultura y ansia de saber. Al haber estado en países más avanzados, trajimos avances tecnológicos a la vuelta.