(07/02/2022)
07 feb 2022 .
«Venimos huyendo del país, vimos una oportunidad y salimos». Así lo cuentan en la sede Cáritas Interparroquial de Santiago Óscar Ruiz y Karina Padrino, matrimonio venezolano con tres hijos adolescentes, tras descartar una emigración a Colombia o Brasil, donde las fronteras están «militarizadas» y se dedican a la extorsión. «Tratamos de colocarnos en Madrid, adonde llegamos el 29 de diciembre, pero nos dijeron que en Galicia había una comunidad venezolana numerosa, y eso nos estimuló a venir para acá», según relata Óscar, ingeniero electrónico experto en procesos relacionados con el petróleo y el gas. Al llegar a Santiago, se dirigieron al albergue Xoán XXIII, pero allí no pueden dormir los chavales, así que recorrieron varias pensiones con la ayuda de Cáritas. «Hemos tratado de mantenernos siempre juntos», señala la pareja criolla.
Y ahora toca empezar una vida nueva en España. «Queremos encontrar un sitio donde dormir y escolarizar a los niños. Estamos dispuestos a trabajar y hacer lo que sea, porque realmente estamos necesitados. Hemos hecho muchos sacrificios ahorrando durante cinco años para poder venir. Cada pasaporte nos costó doscientos dólares y cada pasaje de avión, más de mil. Vinimos con muchísimo esfuerzo», advierten. A él le han salido un par de ofertas de trabajo relacionadas con su cualificación profesional, pero al no tener papeles, no lo han podido contratar.
Incertidumbre y angustia constantes. «Allí no había futuro para nuestros hijos, ni siquiera para nosotros. Nuestros hijos merecen vivir en libertad y con la alimentación adecuada. Cada día pensábamos qué íbamos a comer. Y con miedo en la casa a que nos entrasen a robar, porque hay mucha inseguridad. La vida no vale nada en Venezuela», según expresa Karina, que milita en Acción Democrática, partido opositor al régimen de Maduro. «Nos amedrentaban en las mesas electorales para manipular los votos. Por eso queremos que nuestros hijos vivan en libertad, sin adoctrinamiento, y que tengan una alimentación adecuada, un seguro médico…», insiste, emocionada. Dicen que hasta octubre no les han dado cita para solicitar el asilo en España.
«La pobreza tiene muchas caras, y esta realidad con la que nos estamos encontrando es una más. Es una situación dramática, porque hay menores, y tenemos serios problemas para poder atender adecuadamente estos casos. Estamos sobrepasados. El buen nombre de Cáritas favorece, sin duda, que recibamos donaciones de particulares, además de las ayudas oficiales; pero quizá es un buen momento para invitar a los vecinos de la ciudad a que se hagan socios, aportando una pequeña cantidad», tal como indica el director de la Interparroquial, Luis Calviño.
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