El venezolano Jhonatan Reiley, solicitante de protección internacional, llegaba a Galicia el 14 de marzo de 2020, pocas horas antes de que se declarara el estado de alarma por el COVID. Dos años después es alumno en el Máster en Dirección Integrada de Proxectos, en la Facultade de Ciencias da Educación e do Deporte do campus de Pontevedra. Lo hizo como uno de los seleccionados, junto a otra persona que prefiere no tener presencia pública por motivos de seguridad, en la convocatoria de ayudas impulsada este año por la Vicerreitoría de Responsabilidade Social, Internacionalización e Cooperación para facilitar el acceso a estudios universitarios de beneficiarios y solicitantes de protección internacional.

 

“Las becas para refugiados son una muy buena iniciativa de integración y pluralidad de oportunidades”, admite Reiley, que recuerda que además de la situación sanitaria provocada por el COVID los últimos años han estado marcados “por una crisis social” en la que “muchos han visto” en la migración “una posible solución”. Dirigidas a “facilitar a las personas refugiadas la realización de estudios, preferentemente oficiales, que permitan su integración en nuestro país”, como explica la directora del Área de Responsabilidad Social y Cooperación, Henar Quintas, en esta primera edición se recibieron “seis solicitudes válidas” y se concedieron dos becas, con un importe máximo de 3.000 euros, que incluía los gastos de matrícula, dotación económica para la subsistencia y ayuda a la residencia.