(24/10/2022)
Problemas para encontrar un alquiler, el idioma, o el shock cultural provocan que muchos refugiados no se integren totalmente
Desde que el pasado mes de marzo llegaran las primeras familias ucranianas a los centros de acogida han pasado siete meses en los que han cambiado muchas cosas. Según explican asociaciones como Aga (Asociación Galega de Axuda a Ucraína) o Galiaxuda o el Colegio SEI San Narciso de Marín, cuyas instalaciones cogieron en marzo a más de 50 ucranianos, ha variado el número de personas alojadas así como su adaptación.
En lo que respecta a la adaptación de las familias, los centros coinciden en que es positiva, pero sigue habiendo algunos hándicaps como el idioma o los problemas para conseguir un alquiler.
En el caso de la asociación Galiaxuda, de las 18 personas a las que dieron acogida ahora solo quedan cinco divididas en dos familias. "Muchas personas han decidido volver a su país", explica la portavoz. El idioma, el choque cultural y los diferentes ritmos de trabajo se esconden detrás de esa decisión. "Nosotros no adoptamos ni raptamos a nadie. Ellos son libres de tomar la decisión que quieran y es complicado. Nunca es fácil adaptarse a que te echen de tu propio país".
Muy de acuerdo con este punto está Aga. Dentro de su directiva, Nagore Bermúdez es la encargada del programa de acogida. En su balance también destaca que de las 400 personas acogidas por la asociación, 70 han regresado a Ucrania. El resto o bien continúan con sus familias de acogida o han intentado independizarse de forma positiva. Sin embargo, también en este caso, el idioma sigue siendo uno de los problemas que condiciona su permanencia aquí. "Las personas refugiadas son fundamentalmente mujeres que están muy cualificadas, pero como no saben mucho español tienen que recurrir a puestos precarios. Eso, a su vez, dificulta que puedan tener un alquiler", explica Nagore Bermúdez.
Son los niños los que mejor se han adaptado a la vida en Galicia. Muchos de ellos disfrutan de su escolarización en los centros gallegos. Según indica el director del Colegio SEI San Narciso de Marín, Antonio Traba, de los 51 ucranianos repartidos en 16 familias que han alojado en el centro, en la actualidad siguen 24 repartidos en siete familias. De ellos, un total de 11 son niños y se han escolarizado. A mayores, otros 11 niños fueron acogidos en Marín, de los que permanecen en el centro tres de ellos. "La adaptación es correcta, tienen vida independiente y el trabajo es puntual y sin continuidad", destaca Traba.
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